martes, 26 de septiembre de 2017

Contra el Pensamiento Único Obligatorio (2)

Como lo prometido es deuda, vamos a seguir viendo los ataques demoledores del Pensamiento Único Obligatorio contra la libertad de pensamiento. No sé si con esto terminaré de escribir al respecto, lo que sí sé es que seguro que me dejo algo en el tintero y que a lo mejor me meten a mí en el tintero. Que surgirán, como ya ha pasado, críticas más o menos fundadas. Bienvenida sea la polémica.

La historia del descubrimiento y colonización de América, es una historia de saqueos, pillaje y violaciones de los derechos más elementales de los indios. Otra mentira. Pocas veces nadie ha dicho semejante estupidez, ante la mirada bobalicona de cateto ignorante de los acusados, como ahora. A los españoles, se nos injuria y se nos insulta, y lo único que hacemos es agachar las orejas. Primera y demoledora consecuencia de habernos cargado la Enseñanza. Vamos a ver: la Reina Isabel declaró a los indios Hijos Menores de la Corona, lo que desde un primer momento les protegió de cualquier tipo de abuso por parte de los colonos. Y la Administración Real se ocupó y se preocupó de que esto fuera así, durante los quinientos años que mantuvo su presencia en los territorios castellanos del otro lado del Atlántico. Los que ahora derriban estatuas de Colón y acusan de saqueo y de violaciones a los españoles, son los descendientes de aquellos que conspiraron para lograr las independencias. Los mismos que, una vez lograda la independencia esclavizaron, saquearon y violaron a los indios. Con el agravante de que esos mismos que derriban estatuas y acusan al resto del mundo de la desgracia de los indios, tienen de indios lo que yo de beato: todos se llaman García, Pérez, Morales, Ortega o Castro. No, señores, no fueron mis abuelos los que fueron a saquear a nadie, fueron los suyos. Los míos se quedaron aquí.

El clima está cambiando. Aterrador, la verdad. Lo malo es que nadie ha dicho todavía respecto a qué, a cuando o  cuánto está cambiando el clima. De hecho, las alarmas saltaron cuando alguien dijo que había un tremendo agujero en la capa de ozono, que cada vez era más grande y que cuando desapareciera la capa de ozono nos íbamos a achicharrar como lagartos. Al final la Naturaleza, tan tozuda ella, se empeña en quitarnos la razón en todo aquello que “descubrimos” y el agujero de la capa de ozono volvió a disminuir. Y a volverse a abrir y a volver a cerrarse… como llevaba haciendo toda la vida y nunca había pasado nada. O nada grave, por lo menos. Lo malo es que alguien descubrió que el miedo es negocio, que si hago un discurso apocalíptico hay mucha gente dispuesta a comprármelo. Y a comprármelo bien caro. Tanto, tanto como que al que se le ocurra cuestionar mis teorías va a quedar automáticamente fuera de la comunidad científica. Hasta el punto de que el clima es la única rama de la ciencia donde no se sigue un sistema deductivo sino inductivo. En lugar de analizar, experimentar y comprobar los elementos determinantes para llegar a una conclusión, se establece una conclusión a la que hay que llegar por cualquier camino. Y si no existe, se inventa. Pero sobre todo, nunca dejar de alarmar al gran público. Así que en vista de que no había agujero creciendo en la capa de ozono, se empezó a hablar de calentamiento global. También sin explicar qué es eso de global claro, pero es que el adjetivo asusta. Y una vez más, la maldita Naturaleza demuestra que no necesita esta clase de defensores, y bajan las temperaturas medias.
-       Es igual, podemos mantener la tensión hablando del cambio climático
-       ¿Pero a qué cambio nos referimos? ¿Cambio de presión, de humedad…? De temperatura y precipitaciones ya se ha demostrado que es una chorrada. Después de todo el clima lleva cambiando desde que el mundo es mundo. No en vano, depende de unas treinta variables distintas: presión, temperatura, inclinación del eje terrestre, ubicación de la tierra respecto al sol, aumento o disminución de las masas de agua, cambios de presión, temperatura de los océanos o de los lagos, volcanes… De hecho, no es que el clima no cambie, es que nadie ha dicho que tenga que ser uniforme, no puede serlo de ninguna manera. Ni en el tiempo ni en una misma ubicación
-       Usted lo que es, es un escéptico y un negacionista. Prepárese usted a perder su cátedra y toda la financiación que tenía para investigar ¡Vamos, hombre! ¿Habrase visto? El clima está cambiando y punto.
-        Amén


Ya no existen los protagonistas. Los que tenemos más de cuarenta, todavía recordamos las películas donde el héroe se enfrentaba a los villanos y salvaba a la chica. Es más, si el director se venía muy arriba, el héroe salvaba al mundo o incluso a la galaxia. Entonces se exaltaba el esfuerzo individual, la capacidad de sacrificio de una persona, y el éxito del protagonista era un final ejemplarizante. Pues ahora no. Ahora “el protagonista” es colectivo, multicultural y abierto. “Todos somos Encarnita”. Pongas la serie que pongas, o vayas a ver la película que vayas a ver, los protagonistas son un grupo integrado por al menos: un blanco, una mujer, un negro y/o hispano o asiático; y una pareja homosexual. Nada que objetar. Como no me gusta el cine y además niego categóricamente que se trate de ningún arte, ni séptimo ni octavo ni segundo… con no ir al cine tengo suficiente. Y en casa, afortunadamente, tengo muchas más y mejores cosas que hacer que ver la televisión. Por lo demás, este nuevo formato no es menos ejemplarizante que el anterior. La única diferencia es que el ejemplo que enseña no es discutible. Si no te gusta, eres un… bueno, eso.

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

domingo, 17 de septiembre de 2017

Contra el Pensamiento Único Obligatorio

Quien haya tenido la santa paciencia de leer este blog en más de una ocasión  -el que sea reincidente, en el pecado lleva la penitencia- me habrá visto alguna vez escribir sobre lo que yo llamo el Pensamiento Único Obligatorio. Y es que, aunque uno fue educado en el último franquismo y primeros años de la Democracia, lo que me enseñaron algunos buenos maestros que tuve, es que nunca se debe dar por bueno todo lo que te enseñan. Nunca aceptar sin cuestionarlo, todo aquello que te dicen que es bueno y que debe ser así. O sea, justo lo contrario de lo que ahora no sólo se enseña a los niños, sino que además se impone a machamartillo a los adultos. O tragas o te excluyes tú solito. O piensas lo que yo te digo que debes pensar, o te quedas fuera de la sociedad. O sea, el Pensamiento Único Obligatorio. Para este viaje no hacían falta alforjas. ¿Pero que es el Pensamiento Único Obligatorio? Veamos:

La mujer merece un trato especial, preferencial, en la vida pública: en el trabajo, una empresa recibirá severas amonestaciones, si alguien considera que el personal contratado no responde a la cuota “recomendada”. En consecuencia, a la hora de seleccionar su personal no debería mirar lo que hay en el interior de la cabeza de los candidatos, sino entre sus piernas. En la política, estás obligado a votar una lista en la que obligatoriamente tiene que haber el mismo número de hombres que de mujeres, y además el orden de candidatura se selecciona, una vez más, por la entrepierna y no por los méritos. Ante un juez, solo por el hecho de ser hombre estás condenado de antemano en cualquier causa de separación, por amistosa que esta sea. De momento, coges tu maleta, te vas de tu casa y pierdes a tus hijos. No digamos si tu ex te acusa de malos tratos o violencia verbal o psicológica. No es que te vayas de casa, es que sales de ella esposado ante tus hijos y vas directo a prisión. Sea verdad o mentira la acusación. Y no digamos si tu mujer se busca un abogado con pocos escrúpulos. Siempre he dicho que si te la encuentras con uno en la cama, te bajes al bar a tomar una cerveza y le dejes que se vista y se vaya. Si no, en la misma jugada te has quedado sin mujer, sin casa, sin cama, sin niños y sin nómina. En cuanto a la la vida privada, la policía -no un juez-, el ayuntamiento, la vecina o los medios de comunicación  están perfectamente legitimados para meterse en tu vida conyugal, e incluso en tu casa, si se intuye que tu comportamiento o tu relación con tu mujer no se ajusta a lo que se debe ajustar. Personalmente siempre he defendido el derecho de la mujer a la igualdad con el varón, faltaría más. Pero no me parece en absoluto lógico que, lo que antes era una desigualdad injusta, se torne en otra desigualdad igual de injusta. Y no, no me vale el argumento de que la mujer ha estado siempre oprimida. Entre otras cosas porque ni yo he oprimido a nadie, ni lo he justificado, ni tengo porqué pagar facturas que no son mías.

El sexo es un fin en sí mismo, lo que explica que cualquier tendencia, inclinación o afición que se tenga es legítima, maravillosa y digna de ser exaltada. Por supuesto, si alguien piensa que el sexo tiene exclusivamente como fin la procreación, es decir si ese alguien se aparta de lo que debe pensar, será calificado de retrógrado, mojigato, opusino y meapilas. En consecuencia, nadie tiene derecho a pensar lo que no debe pensar. Por mi parte, opino que el sexo, común a casi todos los animales, tiene en el ser humano una dimensión especial y maravillosa. Responsablemente administrado, se puede convertir en un instrumento de placer -físico y psíquico- que nos sitúa varios escalones por encima del resto de los animales.  Es otra de las cosas que nos hace diferentes de ellos. Por tanto, cualquier relación sexual consentida entre adultos responsables, me parece legítima y muy respetable. Pero no me empeño en convencer a nadie de que lo único importante del sexo es el orgasmo. Ni mucho menos denigro, insulto ni ridiculizo a quienes opinan de manera distinta.

La Naturaleza es buena, amable y nos cuida, pero nosotros nos empeñamos en destruirla. Pues mire usted, no es verdad. La historia de la Humanidad es, entre otras cosas, la historia de la lucha por habitar las zonas donde la Naturaleza se muestra menos agresiva. La lucha por ocupar terrenos donde no haya inundaciones, terremotos ni aludes. Por ocupar los valles junto a los ríos, lejos de desiertos, plagas, bajíos, pantanos, altas montañas y mares enfurecidos. Solo cuando los hombres dejan de luchar entre sí mismos y contra la Naturaleza, es cuando surge la civilización. Sin embargo, ahora perece que cada vez que uno de estos fenómenos tiene lugar, es por culpa del hombre. Claro, no hay duda: si ocurre un terremoto, un tsunami o una erupción volcánica de esos que salen en los reportajes de Al Gore, es sin duda por culpa del ser humano. Si sabe lo que le vale, no se le ocurra a usted decir que es porque la Naturaleza es así, o será juzgado y condenado por blasfemia. Y la condena puede ser muy severa.

Los animales son como los humanos. Tienen los mismos sentimientos y aunque no hablan, tienen todas las demás características en común con nosotros. Es más, mi perro es más listo y más bueno que muchos seres humanos. Consecuentemente, está perfectamente justificado que lo lleve al veterinario y que este me diga que le va a poner un tratamiento de 200 €, porque perece que tiene un poco alto el colesterol; o que me cobre 800 € por una operación de próstata por si deriva en cáncer, o 1.000 porque tiene un quiste en los ovarios (estoy contando casos reales). Por supuesto, un gasto mensual de 500 € entre veterinario, vacunas, pelotitas de goma, mantas eléctricas, cestitas para dormir, correas fosforescentes, cortes de uñas y peluquería, está perfectamente justificado. Lo malo es que hay familias que viven todo el mes con la mitad de eso. Lo malo, es que hay auténtico genios con ganas de estudiar, que frustran su carrera porque no llegan o porque tienen que ponerse a trabajar para ayudar en sus casas… Los dueños de perros más queridos por sus animales que he conocido, tratan a los perros como perros, y eso no significa perderles el respeto ni quererles menos. Y a las personas como personas, por cierto.

Fumar es peligrosísimo y el que fuma nos está envenenado a los demás. En consecuencia, debe ser prohibido y hasta perseguido. Eso sí, sin dejar de cobrar el impuesto correspondiente por la producción y venta de tabaco. Pues fíjese usted: solo con los impuestos que se pagan por el tabaco en España, hay para pagar el sueldo de todos los médicos de la Seguridad Social. Pero en fin, no diré yo aquí que el tabaco es bueno, que yo lo dejé hace más de quince años. Pero lo que sí digo es que fumar no es más peligroso ni más letal que conducir, que beber o que suicidarse, primera causa de muerte externa en 2016. Ninguna de esas cosas debería ser prohibida, entre otras cosas porque cualquiera de las tres primeras, hechas de forma comedida y responsable, no suponen peligro alguno para nadie. La cuarta es más letal, pero es más difícil de prohibir. Y en todo caso, si yo tengo un bar y considero que mis clientes pueden fumar lo que les dé la gana en él, aún a costa de que otros clientes no vengan ¿quiénes son el estado, el Gobierno o el ayuntamiento para decirme cómo tengo que llevar mi negocio? O sea, yo arriesgo, pongo el dinero y el trabajo; y ellos cobran, me vaya bien o mal ¿y encima opinan de cómo tengo que llevarlo? De locos, oiga.


Hay muchos otros aspectos de nuestras vidas monitorizados, vigilados y controlados por el Pensamiento Único Obligatorio. Pero ya los iremos viendo en sucesivos artículos, que creo que hoy me he pasado de extensión… Lo siento.

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro