martes, 29 de diciembre de 2015

Podemitas

Pues, que yo sepa, la terminación -ita se utiliza en castellano para designar el origen del sujeto. Es decir, se utiliza para algunos -muy pocos, es verdad- adjetivos gentilicios. Así, el selenita sería aquél que hubiera nacido o procediera de la Luna; israelita se dice, no del que es natural de Israel que sería israelí, sino del que pertenece a Israel pero en un sentido religioso o étnico; y el moscovita habrá nacido, con toda probabilidad, en Moscú. Incluso en algunas ocasiones, este adjetivo puede funcionar como sustantivo: “el vietnamita”. Lo que no había visto en mi vida, mira que me quedan cosas por ver, es que se designe como “natural de” a nadie por pertenecer a un partido político, coalición, agrupación de votantes o lo que demonios quiera que sea Podemos.

Sí es cierto que, como hemos visto con el ejemplo del término israelita, el sufijo -ita, sirve en castellano para designar a grupos relacionados con tendencias religiosas, filosóficas o políticas, normalmente mal vistas por la Iglesia (ismaelita, husita, manonita…) Hasta “jesuita” tiene en origen un tono despectivo, mire usted. Se referiría a aquéllos que habrían tomado como propia la figura de Jesús. Y no digamos ya si hablamos de los sodomitas, etimológicamente originarios de Sodoma y, precisamente por eso, tan poco gratos a los ojos de Roma. Bueno, por eso y por otras causas que tienen que ver con su relajación de costumbres, claro.

El hecho es que en el castellano de verdad, no en el de la prensa, el que sigue a un movimiento, ya sea político, cultural, estético, etc. suele designarse con el sufijo -ista: sufragista, pacifista, clasicista, etc. Sin embargo, por algún motivo extraño, que estoy seguro de que nada tiene que ver con que los que escriben sean unos absolutos indocumentados, los de Podemos no son “podemistas” sino “podemitas” ¿Será por su propia naturaleza de movimiento mesiánico, liberador y redentor, poco grato a los ojos de la Iglesia? Bueno, de una parte de la Iglesia, que con esta clerecía, es cada vez más complicado para un cristiano saber quiénes son “los nuestros”, pero este es asunto distinto del que nos ocupa.

En todo caso, y si mi humilde aportación puede servir de algo a alguien, me atrevería a proponer distintos adjetivos para designar a los miembros del grupo en cuestión: si les denominamos “poderosos”, ya que de sí mismos dicen que pueden, estaremos diciendo que tienen poder; que son muy ricos; que son grandes, excelentes o magníficos en su línea; o que son activos, eficaces y que tienen virtud para algo. Sinceramente, no me cuadra casi ninguna de las definiciones. En cambio, si les llamamos “pudientes”, diremos de ellos que son poderosos, ricos o hacendados. Puede valer, pero solo para una parte del grupo, creo. Nos podemos pasar al ámbito jurídico-notarial, donde existen las figuras del poderdante y el podertomante, pero no sería descartable que algún malintencionado, follón o malandrín, se lo tomara por el lado jocoso-festivo y hasta sexual. Y claro, decir a un valeroso revolucionario, bolivariano y mambí que es un poderdante, puede resultar hasta halagador. Ya se sabe que estos chicos se “empoderan” en cuanto te descuidas. Pero decirle que es un podertomante, lo mismo confunde su alma pionera y luchadora y te fríe a golpe de machete cubano. Y no fuera malo el lance, que si además les sale su filtro informativo por HispanTV, la televisión de Pablo Iglesias financiada por el régimen de los Ayatolahs, lo mismo te afeitan el pescuezo a golpe de alfanje.


No, definitivamente creo que me quedo con el término podemistas. Aunque sé que es una guerra perdida, porque ya están calificados por la prensa oficial. Buena gana de discutir…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

lunes, 21 de diciembre de 2015

Hoy empieza el invierno


Y empieza en todos los sentidos: en el meteorológico, en el astronómico y en el político. Aunque no me gusta escribir de política, sería absurdo obviar que las elecciones generales de ayer fueron un fuerte revulsivo para todos: para partidos y para ciudadanos. Y que además han marcado un punto de inflexión en la forma de hacer política, ya que suponen el fin del bipartidismo imperfecto que hemos sufrido-disfrutado hasta ahora. Digo imperfecto porque nunca lo fue en realidad, ya que siempre o casi siempre el partido gobernante ha necesitado ayudarse de los votos de los nacionalistas periféricos. Y digo disfrutado porque, en pura teoría política, el bipartidismo es un símbolo de estabilidad de cualquier régimen. Y para confirmarlo no hace falta más que ver cómo se conforman los parlamentos de los países más estables y prósperos: Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, etc.

¿Por qué entonces para nosotros resulta tan injusto? Pues sencillamente, en mi opinión, porque ese bipartidismo se forzó -o se tuvo que forzar- en su momento a base de imponer una ley electoral, la famosa Ley D´Hont, que favoreciera las representación proporcional mayoritaria. Claro, para muchos de los que ahora se quejan, no sin motivo, resulta chocante. Pero en el 77, recién salidos de cuarenta años de régimen autoritario, sin experiencia alguna en costumbres democráticas y con un futuro más que incierto por delante, surgieron decenas de partidos políticos. Unos más serios que otros, por supuesto, pero todos dispuestos a presentar candidatura sin aliarse ni coaligarse con nadie. Faltaría más, esto es España y cada uno tiene que ser el reyezuelo de su parcela. Lo malo es que esto hubiera dado como resultado un Parlamento con más de veinte grupos distintos. Y por supuesto, cada uno de ellos con aspiraciones de gobernar en solitario. Para ello, los constituyentes pensaron -erróneamente, en mi opinión-  que sería bueno que los escaños asignados a un partido, costasen  menos votos en la medida en que  se presentase en menos circunscripciones. Así se “integraría” a los nacionalistas. Inocencia digna de mejor causa, ya que si hubiesen leído un poquito sobre la naturaleza del nacionalismo, hubiesen comprendido que, ni los nacionalistas quieren ser integrados ni la democracia es un asunto que les preocupe excesivamente. Por otra parte, la Ley D´Hont lo que hace es favorecer a los partidos más votados, precisamente con el fin de potenciar las mayorías. De manera que, cuantos más votos obtenga un partido, menos votos costarán cada uno de sus escaños.

Entiendo que a día de hoy, y más aún para los que no vivieron aquella época, el sistema electoral es absolutamente injusto. Parece más lógico además que cada voto valga lo mismo que el de al lado. Sin embargo, sorprende ver cómo se enfurruñan con los resultados los mismos que luego dicen que Cataluña tiene que votar si quiere o no quiere la independencia. O sea, los mismos que dicen que el voto de un catalán vale más que el de cualquier otro español, porque para decidir si se separa una parte de España, vale solo con los votos de esa parte de España. Vamos, como si mi hija dice que se quiere independizar y pone un tabique en la puerta de su cuarto. O sea, parte mi casa en dos, y encima no podemos opinar mi mujer ni yo. Pero no solo ellos, que de todas las tendencias políticas he leído hoy en medios y en redes quejarse hoy de lo mismo.


En todo caso, la disyuntiva a día de hoy queda planteada de la siguiente manera: Un hombre un voto, y todos los votos con el mismo valor para elegir a nuestros representantes; o como actualmente, favorecer a los distintos territorios y a las mayorías, dando más valor a su voto en la medida que ese territorio sea menor o su número de votantes mayor. Para mí es más justa la primera opción, pero en todo caso renuncio desde ya a imponer, como quieren algunos, reforma constitucional alguna que no sea resultado del consenso entre todos, como se hizo en el 78. Consenso que, por otra parte, resulta de la renuncia de cada uno a una parte de sus aspiraciones. Por eso me parecen interesantes los resultados de ayer, porque podemos volver a ver como vimos entonces, a los políticos trabajando por entenderse. Cosa que por otra parte ya casi se nos había olvidado. Así que, señores políticos, ya lo saben, a partir de ahora a negociar. Es decir, a hacer Política.

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

jueves, 17 de diciembre de 2015

Soy un anti sistema

Puede que sea usted de esos a los que les provocan rechazo los anti sistema. Pues lamento comunicarle que está usted leyendo al autor equivocado, porque yo soy un anti sistema. Soy un anti sistema porque tengo la manía de llamar a las cosas por su nombre. De no admitir que me “enseñen” a hablar para no ofender a quien no me importa ofender. Por eso nunca llamo anti sistema a los que se dedican a arrasar las calles o a amenazar a la gente. Esas dos cosas tienen nombre -estragos y amenazas- y están contempladas en el Código Penal, por lo que son delitos. Y los que comenten delitos se llaman -y yo les llamo- delincuentes.

Soy además un anti sistema porque me repatea que en cada programa de televisión, en cada película y en cada libro tenga que haber cinco protagonistas conviviendo armónicamente: dos homosexuales, una mujer, un minusválido y un negro. Sí, además llamo negros a los negros, sin que ello suponga el más mínimo menosprecio ni por la persona ni por su raza. Sencillamente me parece una diferenciación étnica tan respetable como ser blanco, asiático o beréber. Mucho más despectivos me parecen los  eufemismos norteafricano, caucasiano, latino o afro americano. Todo depende del tono, sencillamente.

Pero además soy anti sistema porque creo que los homosexuales son sencillamente homosexuales, sin más. Y no hace falta cambiarles el calificativo porque para mí, ese calificativo no es peyorativo. Porque siempre he respetado la vida privada de cada uno y jamás he calificado a nadie de maricón ni de bujarra. Y nunca he reprochado, despreciado ni calificado a nadie por ese motivo. Porque cuando todos estos que ahora se deshacen en sonrisas y en halagos y les andan pidiendo perdón, les llamaban maricones, yo respetaba a todo el mundo y jamás tuve en cuenta ningún otro criterio que no fuera el de ser amigos. Más aún, acompañé en el lecho de muerte hasta el último día a un gran amigo, cuando tener VIH era simplemente ser un sidoso. Y lo haría otras mil veces.

También soy un anti sistema porque nunca he llamado “moderados” a los nacionalistas de Convergencia ni del PNV. Entre otras cosas porque siempre he dicho que el nacionalismo, por su propia naturaleza expansiva y agresiva, nunca puede ser moderado. Y al final se ha demostrado. Así como que el nacionalismo no es ninguna ideología sino un sentimiento que, debidamente manipulado, ha conducido siempre, a lo largo de la Historia, a la guerra. De hecho, no hay forma de construir una sola teoría filosófica ni política sobre los argumentos de los bailes regionales, de los deportes locales y de los platos típicos. Demuéstreme quien se esté escandalizando que hay un solo autor, con un mínimo fundamento racional, que haya apoyado el nacionalismo. En un debate en el que expuse esta misma teoría, alguien más documentado que yo me propuso -y yo me atreví a leerlos- los Discursos a la Nación Alemana, de Fichte. Léaselo quien tenga narices y que luego cuente aquí los fundamentos racionales del libro.


Y soy, sobre todo, anti sistema porque no creo que todas las culturas y todas las religiones sean iguales. De hecho, si lo fueran habría una sola. Soy por supuesto defensor del mutuo respeto entre las religiones, pero esto no quiere decir que ni todas las demás religiones ni todos los que las profesan piensen igual que yo, ni estén dispuestos a respetarme. De hecho, a algunos les da por matar a los que creemos eso. Y siempre son los mismos, oiga. Es más, creo que mi religión cristiana y mi cultura greco latina son de lo más acertado que hay, al ser las únicas que consideran al hombre como objeto de su teoría. Que haya otros que piensen que su vida es una mierda al lado de la inmensidad de su dios, me parece respetable pero no me admira en absoluto. Pero claro, si además hay otros a quienes su dios les manda matarnos a todos los demás, excúsenme si pienso que lo más conveniente es mantenerse alejado de ellos. Y si se acercan mucho, garrotazo. Es una cuestión de supervivencia, pero que cada uno haga lo que crea más conveniente…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

viernes, 11 de diciembre de 2015

¿Violencia de qué?

En un artículo que escribí en este mismo blog, en agosto de año pasado, (http://gonzalorodriguezjurado.blogspot.com.es/2014/08/y-por-seguir-desenmascarandoa-los_26.html), explicaba que me parece un disparate el concepto de violencia de género. Entre otras cosas porque la violencia entre hombres y mujeres debe calificarse como violencia de sexo, gústele a quien le guste y disgústele a quien tenga que disgustarle. El género es otra cosa distinta, es un concepto lingüístico y puede ser masculino, femenino, neutro, común ambiguo o epiceno. Nunca violento. Léase mi argumentación antes de crucificarme, quien quiera hacerlo.

En todo caso, en nuestra época y en nuestra sociedad políticamente correcta y de pitiminí, parece que la utilización del Lenguaje tiene un fin más doctrinario que de comunicación. Y claro, eso pasa porque hemos desterrado de nuestras costumbres la funesta manía de leer -y no digamos de escribir-, y solamente nos servimos del Lenguaje para recibir mensajes unívocos. Mensajes recibidos a través de los medios y debidamente manipulados, que no esperan respuesta sino anidar en nuestro cerebro. Simplemente. Tan paradójico es todo que  a veces hace falta patear el diccionario e inventarse palabras y conceptos nuevos para no pronunciar lo que es impronunciable. Un ejemplo: cuando alguien te quiere degradar, menospreciar y vituperar sin argumento alguno en su favor, sencillamente te califica de intolerante. En cambio, cuando esa misma persona pontifica para declarar que algo no le gusta, jamás dice que es intolerante en ese asunto. Eso nunca, por Dios. Sencillamente, declara que con ese asunto, tolerancia cero.

Un ejemplo parecido al anterior lo estamos viendo a diario, cómo no, en los medios. Señores, hace tiempo que el terrorismo no es terrorismo. Hace tiempo que poner una bomba en una estación de metro en hora punta, ametrallar la terraza de un bar o pegarle un tiro en la cabeza y por la espalda a un guardia, no es terrorismo. Sencillamente, porque ese concepto feo y desagradable debe llevar necesariamente un apellido o ser debidamente matizado. Supongo que para no ofender al resto de los terroristas. Así, debemos hablar de terrorismo yihadista, de la “guerrilla” de las FARC o del “conflicto” vasco.

Igualmente, cuando la violencia tiene lugar dentro del domicilio, solo podrá ser calificada de violencia de género en el caso de que haya sido ejercida por el hombre sobre la mujer. El resto o no es violencia o sencillamente no ha tenido lugar. Y no lo digo en broma, que con estas cosas no se hacen bromas. Entre otras cosas porque no tienen ninguna gracia. Sencillamente, traten los incrédulos de llamar al teléfono 016 y explicar que su mujer les acaba de clavar unas tijeras en la espalda. La respuesta, sorpréndanse, será que allí solo se atiende a mujeres. Es más, las cifras de hombres asesinados por sus mujeres, han desaparecido de las estadísticas oficiales desde 2007. Para exponerlo claro: desde el año 2007, los hombres asesinados en su propio domicilio o por sus mujeres, novias, ex novias o ex mujeres, sencillamente no existen. Y por si a alguien la da por preguntar, también se ha borrado el estado civil de todos los muertos de manera violenta. Muchísimo más aún, aquellos que se han visto avocados al suicidio, porque han sufrido denuncia falsa de violencia para agilizar una separación, quitarles la casa, los niños o todo ello junto. Y además han tenido que ingresar en prisión.


No quiera ningún mal pensado o, lo que es peor, ningún muyahidín de la corrección política, ver en mis palabras comprensión alguna hacia aquél que pone la mano encima a una mujer. Que ese, digan lo que digan o califíquenle como quieran calificarle, siempre será un chulo mierda y un hijo de la gran puta. Lo único que quiero decir es que la violencia es violencia, sin más. Sin nombre ni apellidos e independientemente de quién la ejerza y contra quién la ejerza. Lo demás es manipulación, créanme.

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

martes, 1 de diciembre de 2015

Solsticio de Invierno

¡Tócate las narices! Dos mil años celebrando la Navidad y ahora resulta que lo que en realidad estábamos celebrando era el solsticio de invierno. Vamos, que los ignorantes que hicieron el calendario Juliano (de Julio César) y los que después lo sustituyeron por el Gregoriano no tenían ni idea de lo que hablaban. Pues no, señores. Hemos tenido que esperar dos mil años para que una eminencia de la Astronomía, de la Cultura, de la Historia y de la Religión venga a sacarnos de nuestro error. Gracias, Ada Colau. A nadie se le hubiera ocurrido nunca, de no ser por tu inmensa sapiencia, que la Nochebuena y la Navidad coinciden con uno de los dos puntos de la eclíptica, en los que el Sol está en el punto más alejado del ecuador celeste.

En mi época, por lo menos los votantes de izquierda tenían a cierta gala creer que sus candidatos eran gente culta, ilustrada y leída. Ahora parece que no. Ahora parece que para resultar elegido candidato basta con haber encabezado el movimiento anti desahucios sin haber sido nunca desahuciada, con haber sido actriz sin haber actuado más que una o dos veces o con haber desentrañado el misterio de la Navidad. Bueno también tenemos al Kichi en Cádiz, ilustre compositor de chirigotas, pero es que en Cádiz -por suerte para los gaditanos- es mucho más difícil apreciar los cambios de estación. No digamos si además hay que distinguir cuál es el ecuador celeste, y tiene que hacerlo el Kichi. Dejémoslo.

Y es que ellos vienen a salvarnos. A salvarnos de nuestras creencias y de nuestras tradiciones bárbaras. Y además vienen a salvarnos de nuestras tradiciones bárbaras en nombre de no se sabe qué amistad obligatoria con otras culturas no bárbaras. Culturas en las que se apedrea a las adúlteras, se arroja a los homosexuales desde las azoteas con los ojos vendados y las manos atadas a la espalada, y las viudas se quedan en la puñetera calle, porque los que heredan son la familia del marido. Aunque el dinero fuese de ella antes de casarse. Vienen a borrar nuestros infames recuerdos de las emocionantes noches de Reyes. A que nos arrepintamos de haber sido felices una noche al año porque íbamos a salir, a cenar con los primos y a jugar con los juguetes de Papa Noel. Vienen a que olvidemos las interminables horas de clase en el colegio, ensayando los villancicos que tenían que escuchar nuestros pobres padres en la fiesta de Navidad. A que abominemos de los recuerdos de las emocionantes tardes poniendo el Belén con nuestros padres y hermanos, o peleándonos por poner la bola más alta del árbol.  De las heladas tardes de cabalgata, esperando horas y horas, primero con nuestros padres y después con nuestros hijos. De las mañanas de Reyes corriendo histéricos por el pasillo porque no se había despertado nadie… del roscón, de las cajas de los juguetes y de la ropa nueva.

Pues por mi parte pueden irse por donde han venido porque eso no es mi religión, es mi vida. Y no pienso renunciar a ella.


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

jueves, 26 de noviembre de 2015

No en nuestro nombre

-     ¡Vaya, parece que otra vez han tenido que salir la sociedad civil a enmendar la plana al Gobierno en el asunto de la guerra!
-       ¿De qué guerra?
-       Pues eso de los bombardeos
-       Pero si nosotros no estamos bombardeando nada
-       Bueno, pues los franceses, que tanto da…
-       ¡¿Ah, pero no eran los franceses los que se opusieron a la guerra de Irak?!
-       Bueno sí, pero ese era el Trío de la Azores: Aznar, Bush y Tony Blair
-       ¿Y qué pasa, que han vuelto a la política alguno de los tres?
-       ¡No, hombre! Ahora es François Hollande
-       Pues yo hubiera dicho que Hollande era francés y socialista…
-       Es igual, el caso es que está bombardeando
-       ¿A quién?
-       A Siria
-       ¿A quién en Siria?
-       Pues a las mujeres y a los niños
-       ¡¿Ah, pero queda alguno?! Quiero decir, yo estaba convencido de que lo que pasa en Siria es que el propio Presidente de Siria se dedicaba bombardear a la población civil
-       Bueno eso era antes de que interviniera Irán apoyando a los chiíes, Arabia Saudí y los emiratos del golfo apoyando a los suníes, Turquía persiguiendo a los kurdos, Rusia apoyando al dictador Bachar Al Assad, la Unión Europea apoyando a todo el mundo, la OTAN apoyando a Turquía frente a la agresión rusa y EEUU apoyando a su oponente Rusia frente a sus aliados de la OTAN…
-       ¡Ah, Estados Unidos! Ya sabía yo que tenían que meterse…
-       No, si no han salido de su casa. Ha sido mediante un comunicado
-       ¿Entonces?
-       Entonces hay que oponerse a la guerra. En todas sus versiones. Menos mal que tenemos una clase intelectual envidiable…
-       ¿Por ejemplo?
-       No me haga mucho caso, pero me temo que nadie está bombardeando en nombre de ninguno de ellos, sino de la República Francesa. Además entre políticos amateur, escritores que no saben escribir y actores jubilados, no parece muy alentadora la iniciativa…
-        Lo importante es parar la guerra
-       Claro. Oiga ¿y las otras guerras?
-       ¿Qué otras guerras?
-       Ucrania, donde Rusia ha forzado una declaración unilateral de independencia de la península de Crimea. Gaza, donde el gobierno de Hamás, al contrario que el de Al Fatá en Cisjordania, se ha pasado por el arco del triunfo todos los acuerdos de paz con Israel. Irak, donde el avance de ISIS y su táctica de islamización violenta y eliminación sistemática de los no suníes está dejando en pañales a todas las atrocidades conocidas hasta la fecha. Por cierto, que Bachar Al Assad no es suní ni chií sino alauí, que tiene más en común con los chiíes que con los suníes, pero es distinto. Yemen donde además del conflicto del Gobierno con  la guerrilla hutni en el norte del país, se enfrentan también los habitantes de la región de Adén y los grupos armados dependientes de Al Qaeda, como el de Ansar Al Sharia. Afganistán, donde la retirada de la coalición internacional después de la guerra, ha supuesto la reagrupación de los talibán y la disgregación del país en decenas de micro estados gobernados por traficantes de armas, droga y hasta falsos perfumes de marca. Pakistán, donde existe un conflicto permanente con la India desde la independencia de ambos países por el dominio de Cachemira, actualmente en poder de la India. Pero además un segundo conflicto que enfrenta al ejército gubernamental con grupos armados religiosos, movimientos locales y elementos de la delincuencia organizada, apoyados por grupos terroristas y contingentes de muyahidines. El conflicto estalló cuando las tensiones provocadas por la búsqueda de miembros de Al Qaeda por parte del ejército paquistaní derivaron en enfrentamientos con combatientes de la región de Waziristán. República Centroafricana, donde en 2012 estalló un conflicto derivado de la sublevación contra el Presidente por no respetar los acuerdos de paz de 2007. Y todo eso por no hablar de Sudán del Sur donde hay un genocidio contra los cristianos, Mali, Somalia, República Democrática del Congo o Nigeria, donde por cierto la guerrilla musulmana Boko Haram se dedica a secuestrar niñas cristianas de no más de diez años, de doscientas en doscientas, y a venderlas o repartírselas como esclavas sexuales ¿Eso sí que lo hacen en su nombre? ¿Cree usted que El Gran Guayomin o Aitana Sánchez-Gijón se habrán enterado de esto, o es que no les importa?
  
 

domingo, 22 de noviembre de 2015

El caso de Marta Domínguez

¡Cuánto cinismo! Queremos que el deporte sea un espectáculo de súper hombres, y cuando nos enseñan cómo se hace, nos hacemos la ofendida. Aparte de eso ¿alguien puede explicarme cómo es posible que cinco o seis pruebas den negativo y la sexta, después de varios años, de positivo? Es que uno es de Letras y lo de la Química nunca fue mi fuerte. Como tampoco fue mi fuerte el deporte, por cierto. Quien me conozca desde hace muchos años, será incapaz de recordarme en camiseta y pantalón corto, aunque reconozco, mea culpa, que últimamente me he dejado seducir por el muy noble arte del Boxeo. No obstante, siempre he sido y seguiré siendo crítico con el deporte-figurín, con la necesidad de “vestirse de…” para hacer un deporte. Impresiona entrar en un gimnasio y encontrarse los modelazos que llevan algunas vecinas, bien pintadas ellas para hacer gimnasia. O cruzarse por el monte, cuando uno va dando un paseo, con un sujeto (o sujeta) vestido de marciano, con más colores que un árbol de Navidad y montado sobre una bicicleta.

Cuando montaba en bicicleta, recuerdo que lo hacía vestido de persona normal, con vaqueros y camiseta, sin que ello afectara, en mi opinión, al rendimiento de mi pedalada. Y hablando de bicicletas ¿Alguien puede creerse realmente que uno o cincuenta individuos pueden darse la vuelta a Francia, incluidos los Alpes; o a España incluidos los Pirineos, el Sistema Central y los Picos de Europa, sin ningún tipo de aporte extra que les evite reventar como un petardo? ¿No es más lógico pensar que, si los órganos responsables de combatir el dopaje dependen del mismo presupuesto que los responsables de que el espectáculo genere beneficios, haya por lo menos cierta coordinación? Y ya puestos a hacer preguntas difíciles ¿Es posible que no haya un límite para ningún record? Es decir, que hagas lo que hagas, en el tiempo que lo hagas y en la distancia que lo hagas, siempre va a haber alguien que te supere. ¿Hasta dónde? Y una vez tocado el techo ¿qué?


Recapitulemos ¿No parece más lógico admitir que, a partir de cierto nivel, el deporte requiere un asistencia extra para seguir siendo espectáculo y el espectáculo un aporte extra para seguir generando dinero? Y lo que es más importante ¿Tenemos de verdad necesidad de seguir empujando a jóvenes a machacar su vida, prohibiéndoles hacer aquello que luego les exigiremos hacer para que después su carrera haya servido para algo? ¿Soy el único al que todo esto le parece de locos? ¿Soy el único que considera a Marta una víctima? Y a Jacinto y a Jimmy y a Ernesto y a Macarena y a Ladislao y a Nora y a Lucía y a Clara y a Lorenzo…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Graves atentados en Madrid

Agencias.- Ante los graves atentados ocurridos el viernes, día 13 en Madrid en los que dos comando suicidas ametrallaron varias terrazas del distrito de Salamanca, un tercero tomó por asalto la sala de conciertos La Riviera, ametrallando indiscriminadamente a más de cien asistentes y un cuarto intentó penetrar en el partido que se celebraba en el Santiago Bernabéu, detonando sus cargas explosivas en las inmediaciones, el resultado se eleva, a día de hoy a ciento cuarenta muertos.

Después de permanecer reunido a lo largo del fin de semana con la Defensora del Pueblo; con los miembros del Consejo Superior del Poder Judicial; con los jueces del Tribunal Supremo; los presidentes de los tribunales supremos de cada comunidad autónoma; con los presidentes de las comunidades autónomas; con la Junta de Jefes de Estado Mayor; con los secretarios generales de UGT y CCOO; presidentes y mesas del Congreso y del Senado; con Pablo Iglesias; con Jorge Javier Vázquez; con las alcaldesas de Madrid, Barcelona, Valencia y Zamarramala; con los presidentes de los empresarios grandes, medianos y pequeños; con el muftí de la mezquita de Calahorra; el embajador de Marruecos; con Paolo Vasile y Maurizio Carlotti; presidentes del Real Madrid y el Barcelona; con Juan Luis Cebrián; y los presidentes de las reales federaciones españolas de Columbofilia, Bádminton y Karate; el Presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy, se ha reunido con SM el Rey en el Palacio de la Zarzuela, y después ha sacado una escueta nota de prensa en la que afirma que piensa poner el caso en manos de los servicios jurídicos del Estado.

Tras comparecer a través de una pantalla de televisión sin preguntas, el Presidente se dirigió a Prado del Rey para grabar una entrevista con Ana Blanco a quien le dijo: “Hay que disstinguir entre lo que es un atentado y lo que no ess un atentado. Si ussted me dice que lo que ocurrió el viernes pasado fueron varioss atentados, pues mire usted.  Estamos pendientes de que el Fiscal demuesstre que sse trató de una acción combinada. Pero mire ussted, a mí, hasta que el Fiscal no me diga lo que realmente ocurrió, no me encontrarán acussando a diestro y a ssiniesstro; a moross y a crisstianoss, y al Lucero del Alba. Porque esso no ess sserio y esso no ess de un país sserio…” Por su parte el Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, tras reunirse con el Comité Federal de su partido en la sede de Ferraz, declaró: “Por supuesto que apoyaremos cualquier acción del Gobierno que vaya encaminada a desenmascarar las consecuencias de nuestra intervención en Iraq. En todo caso, no podemos olvidar que esta intervención se financió con fondos destinados al rescate de Bankia, después de que Rodrigo Rato hubiera presidido la entidad.” Por su parte Pablo Iglesias, en una comparecencia retransmitida íntegra y simultáneamente por cinco cadenas de televisión, dijo que lo ocurrido el viernes en Madrid es una atrocidad. “Pero una atrocidad no menor que el bloqueo educativo sistemático que sufren los niños palestinos a diario en Gaza”, precisó. Mientras tanto, Iñigo Errejón publicaba en Twitter un selfie que se hizo con algunos  miembros de los servicios de emergencia, mientras atendían a los heridos de una terraza. En la foto aparecen dos bomberos, un policía municipal e Iñigo Errejón envueltos en la bandera republicana mientras sujetan el gotero de un herido. En el texto, el número dos de Podemos sentencia: “No existen terroristas sino estados opresores”.

Finalmente, Artur Mas ha enviado un correo a SM El Rey en el que lamenta los hechos y ofrece la colaboración de la Consellería de Sanitat, del Omnium Cultural, de la Abadía de Montserrat y del Futbol Club Barcelona. “En todo caso, recalca, deseamos que el proceso de desconexión de Catalunya, se desarrolle en un clima de paz y mutua colaboración”


¿A alguien le extraña que el Himno Nacional no tenga letra? ¿Para qué habría de tenerla?

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

sábado, 14 de noviembre de 2015

Con Francia

Supongo que lo que ahora toca son los discursos grandilocuentes, los pésames, las condolencias y la adhesión inquebrantrable. Es más, no es que lo suponga, es que ya se están produciendo de manera masiva. Dejemos pues a los entendidos que hagan los discursos. Por mi parte dirigí anoche, alrededor de las doce y antes de conocer el alcance real de la masacre, un mensaje al Embajador de Francia en España, a través de su página web, para que transmitiera mis condolencias y las de mi familia, al Pueblo de Francia en la persona del Presidente de la República. Todo lo demás es teatro, en mi opinión. El “todos somos…” es una falacia sin contenido alguno, los ositos y las velas son una horterada y transmitir la “solidaridad”, es tanto como no decir nada. O lo que es peor, decir que tú también estás entre las víctimas. O sea, una estupidez.

Y es que claro, si hemos querido desplazar nuestras propias costumbres, como el pésame, el funeral, la oración por los caídos o el luto, porque nos da mucha vergüenza ser lo que somos y proceder de donde procedemos, nos pueden pasar estas cosas. Y no, con “estas cosas” no me refiero a que nos hayamos vuelto unos horteras redomados y unos cursis “sin fronteras”, que también. De lo que estoy hablando es de la renuncia a la propia cultura, de avergonzarnos de ser quienes somos en favor de un pretendido multiculturalismo. Vamos a ver si lo ponemos claro: Europa es Atenas, Roma y la religión judeo-cristiana. Con la suma de esas tres aportaciones resulta una cultura en la que el Hombre es el centro, el fin y el objetivo de la Sociedad y de la Política. Si en lugar de eso pretendemos dar entrada, tratar de igual a igual o incluso rendir pleitesía a una cultura en la que la Religión está por encima del individuo; en la que la vida humana, no es que no valga nada, es que si vale para algo es para sacrificarla causando dolor y muerte a los miembros de las demás religiones; lo que estamos haciendo, en mi modesta opinión, es cavar nuestra propia tumba. Allá se sepulte cada cual en la tumba que más le guste, pero conmigo que no cuenten. Sinceramente, prefiero pasar por insolidario, por no ser un ciudadano global y porque no pongan velas y ositos en el lugar donde me hayan destripado.


 Quédele claro a quien todavía no lo haya entendido: esta salvajada ha sido dirigida, por supuesto y en primer lugar, contra las víctimas y sus familias; pero además contra todos los parisinos, contra todos los franceses, contra todos los europeos y contra todos los occidentales. Y no precisamente por ser parisinos, franceses, europeos u occidentales, sino por vivir en una sociedad en la que el Hombre es el centro de todas las cosas. En la que cada uno puede elegir libremente en qué creer o si creer en algo. Vayan en mal hora los partidarios de la amistad entre culturas y entre pueblos, a explicar la dignidad del ser humano en Riad, en La Meca, en Mascate, en Jartum, en Abu-Dabi, en Damasco o en Bagdad. Vayan y luego vuelvan a contarnos qué les han dicho…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

viernes, 13 de noviembre de 2015

¿Y ahora qué?

Dicen los estatutos del Partido Popular al que, supongo que por puro romanticismo, sigo afiliado, que todo aquél afiliado que pida el voto para otra formación política en unas elecciones, causará baja automáticamente. Y eso sí que no, oiga: nunca me han echado de ninguna parte por tener un comportamiento reprobable y ya, a estas alturas de mi vida,  no me van a echar. Al menos, por eso. En todo caso, me iría yo dando las gracias, las buenas tardes… y a lo mejor un portazo al salir. Pero que nadie se haga cábalas, que no voy a aprovechar este artículo para publicar ningún manifiesto incendiario… contra mis propias convicciones.

Entre otras cosas porque mis convicciones siguen intactas y son las mismas que tenía cuando, de niño, me recorría Madrid en una furgoneta pegando carteles de papel de periódico, para la campaña de Manuel Fraga en 1977. Esa campaña en cuyo acto de cierre, salimos a la calle desde la plaza de toros de Vistalegre y estábamos rodeados por una turba vociferante, que lanzaba unas piedras como las del Acueducto de Segovia. Las mismas convicciones que, ya en edad de trabajar, tenía para llegar en nombre del nuevo Ayuntamiento del PP a organizar las fiestas del Barrio de Bilbao o de La Elipa y aquello parecía más un desembarco vikingo que unas fiestas. Las mismas con las que he cogido mi coche con multa incluida para llegar en cinco horas y media a Huesca porque había un acto del Secretario General; las mismas que cuando se quedó mi mujer embarazada y sola en Madrid, porque hacía falta un responsable de campaña en Barcelona, en la municipales de 1999; o que cuando dije que me iba a mi casa, porque me pusieron a trabajar a las órdenes de una ilustre choriza, casada con el más ilustre -y famoso- chorizo que en el partido ha habido y al que todos adoraban… porque repartía cheques; que cuando con nuestros propios medios seguíamos varios amigos a un muy querido amigo senador, para hacer de apoderados en las mesas más complicadas de Guipuzcoa; que cuando le planté cara al interventor de Bildu-Batasuna-ETA en la “Ikastola Intxaurrondo”, porque quería dejar votar a un tío con el DNI vasco y no lo consiguió. Las mismas ganas que sentía de seguir trabajando a la salida de los entierros de todos y cada uno de mis compañeros concejales, afiliados o simpatizantes asesinados…

Así que no, definitivamente no tengo ningún problema ideológico. El problema que tengo es más bien ético: ¿Debo apoyar a un candidato que se ha pasado por el arco del triunfo todos y cada uno de los principios políticos por los que siempre he luchado, sin que este abandono tenga absolutamente nada que ver con la tan cacareada recuperación económica? ¿Debo, en consecuencia, devolver mi carné del partido o debo quedarme y luchar por recuperar lo que ya, en mi opinión, es irrecuperable? Y si me quedo ¿puedo abstenerme sin que esto signifique traicionar mi compromiso de no apoyar a otros candidatos? De todas formas, esta última opción no la contemplo: la abstención es el voto más absurdo e inútil de todos.

En todo caso, me temo que este mismo problema lo tienen, no solo otros muchos votantes del PP sino también muchos del PSOE. No es que me lo tema, es que lo sé porque conozco a varios. Y no ya por la corrupción consentida o amparada, que esa sabremos si la traen los partidos nuevos cuando toquen el Presupuesto. Sino por la corrupción ética y estética que supone ver a la gente a la que has votado callando ante tales barbaridades, traicionando sus propios principios para agradar al dedo salvador que le va a hacer diputado una legislatura más. Solo una más, lo suficiente para tener un sueldo vitalicio ¿Cómo no callar?


Pues ese es el problema, en mi opinión: en su día se adoptó un sistema muy disciplinado, ante el temor del desbarajuste que podría suponer la aparición de muchos partidos pequeños. Pero ese sistema está obsoleto. En los países anglosajones, el candidato responde únicamente ante sus votantes, y tiene una oficina en su circunscripción a la que acude semanal o mensualmente a explicar, a quien se lo quiera preguntar, qué ha votado y por qué. Y, lo que es más difícil, cómo encaja lo que ha votado con lo que había prometido. ¡Qué gente más rara estos rubios del Norte, con lo fácil que es vivir acusando a los demás de lo que hizo su partido en una guerra que hubo hace ochenta años! Aunque su partido no existiera entonces…

Gonzalo Riodríguez-Jurado Saro
4 de Noviembre de 2015

Abra Palabra

Los que desde tiempo inmemorial nos hemos dedicado a trabajar con, contra, en, entre, para, por, según, sin, sobre y tras los políticos, sabemos apreciar instintivamente cuando el uso de una palabra es deliberadamente pervertido o retorcido. Y es que, aunque usted no lo crea o no lo sospeche, la parte más importante del trabajo de un político es el manejo de la comunicación. No en vano todo el departamento de Comunicación Política, de la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense, ha logrado encandilar a una parte importantísima del electorado. Pero además, lo realmente importante es que lo ha hecho con un programa que, si muchos de sus votantes se lo leyeran -y lo entendieran- saldrían corriendo sin mirar atrás. Que nadie vea falta de respeto a las ideas ajenas cuando digo “si lo entendieran”: sencillamente es que después de cinco años de carrera y veinticinco de ejercicio, soy el primero al que sigue dando pánico leer a un autor marxista. Para quien no se haya atrevido todavía, le resumo el contenido de todos y cada uno de sus escritos, ya se refieran a la Historia, a la Economía o a la Política: El conflicto generado por las relaciones de producción entre las fuerzas productivas, es el que provoca el salto cualitativo en las mismas. Como resultado de estos cambios cualitativos se pasa de una sociedad en estado de naturaleza, a la apropiación de los medios de producción por una élite dominante, creándose la sociedad feudal. Sin embargo, con el desarrollo de la burguesía se genera el capital y una pugna por el control de los medios productivos que da lugar a las revoluciones burguesas, donde de los medios de producción expropiados quedan en manos de una minoría… y así hasta doscientas o trescientas páginas ¿alguien cree que con estas explicaciones los amigos iglesias, errejones, monederos, carmenas y demás kichis hubieran ganado un solo voto? Pues lean, lean sus textos y verán de lo que hablo.

Sin embargo, resulta mucho más rentable manejar el Lenguaje, que es de lo que ellos entienden, en lo que trabajan y lo que se han dedicado toda la vida a enseñar a otros. Pero veamos ejemplos: Si llamas a tus seguidores la gente y a los demás la casta, estás diciendo muy sutilmente: “cuidado, que el que no está con nosotros, no es que esté contra nosotros, es que vamos a por él”. Como para no definirse. Otro ejemplo: cuando todos estos andaban todavía en pantalón corto se aprobaba en España una Ley del Aborto que, aparentemente, ponía ciertas condiciones para que una mujer pudiese tomar tan demoledora y traumática decisión. Sin embargo, cuando recientemente se quiso hacer tabla rasa o barra libre, o como se quiera llamar, ya nadie hablaba del aborto sino de la interrupción voluntaria del embarazo. No parece igual, pero es lo mismo ¿verdad?  Otro ejemplo más actual ¿alguno de ustedes a oído a un separatista catalán definirse como separatista? ¿No, verdad? Ellos son “soberanistas”, claro. Es que eso de “separtista” es negativo, Jordi: nunca hables en negativo, siempre en positivo. Como los separatistas vascos hablan de un “conflicto”, para referirse groseramente a más de mil asesinatos. También los separatistas -y no solo ellos, señores sindicalistas- inventaron hace años un concepto realmente curioso llamado “Deuda Histórica”, y que significaba básicamente, “toma el dinero y corre”. Es decir, me llevo un cerro de millones sin justificación alguna, pero es que se lo debía su abuelo al mío ¿sabe usted? O -mucho más reciente, de hoy mismo- el Presidente del Gobierno dice que utilizará “todos los medios políticos y jurídicos” para impedir un delito de sedición. Solo para no decir que no piensa utilizar los medios policiales y coercitivos que la Ley le obliga a utilizar en estos casos. “Está usted violando a mi señora: le advierto que pienso ponerlo en manos de mi abogado”. O el anterior, que llamaba Memoria Histérica a lo que en realidad era: búscate un amiguete arqueólogo, di que estás buscando a tu abuelo, asociaros y vamos a pasarnos todos los consensos de la Transición por el arco del triunfo, que aquí lo que vale es la pasta…


Podríamos seguir así a lo largo de muchas más páginas, pero valgan estos pocos ejemplos para votantes incautos e indecisos. Que se nos vienen encima dos meses bastante complicados en lo que se refiere a tener que escuchar tonterías. No se lo crean todo, por favor…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro
27 de Octubre de 2015

Paraísos fiscales

En esta España nuestra, cuyo nombre tanto pudor da pronunciar a tantos españoles; en la que somos tan cursis que los famosos no tienen abogado sino abogados, y los abogados ya no te mandan la minuta sino que te cobran “suss honorarioss”, la gente no toma aperitivo sino “brunch”, y los niños ya no van a garitos como toda la vida sino a “after hours”. En esta España, que para nombrarla hay que hablar del país o del estado, como el que habla del “marido de mi madre” por no pronunciar un nombre que desprecia, o como si no hubiera más países ni más estados en el mundo; en donde instituciones con más de dos mil quinientos años de historia como el matrimonio, son algo despreciable y despreciado… si es entre un hombre y una mujer; y en la que los padres tienen miedo de corregir y educar a unos hijos que, aún siendo suyos, les faltan el respeto de forma sistemática.

En esta España, digo, tenemos la fea costumbre de demonizar siempre algún pecado, de hacerlo el peor de los pecados, el imperdonable, el pecado nefando, como se llamaba hasta hace muy poquito a la homosexualidad. Era el único pecado que no tenía perdón, la falta de la que no se podía acusar a nadie sin sufrir una severa respuesta, que te podía llegar a costar la misma vida. Lo cual además, entendería todo el mundo. Sin embargo no es creíble que entre los millones de acusadores, inquisidores y delatores que a lo largo de nuestra historia han habido, no haya habido ninguno que no adoleciera de lo que a los demás acusaba. Es lógico y natural, siempre los hay. Y además, suelen ser los peores. Como lo de judaizar o seguir practicando el judaísmo después de haber renunciado a él. El problema no era que te acusaran, el problema era que si te acusaban, ibas a negarlo de todas las maneras… lo que te convertía en culpable sin lugar a dudas.

Pues bien, es en esta nuestra costumbre inveterada de condenar sin paliativos aquellos pecados que, de poder, estaríamos todos encantados de cometer, donde creo que tenemos que encuadrar el delito fiscal. Y es que no falla, oiga: como alguien quiera patear tu reputación, afear tu conducta o señalarte como reo de vergüenza pública, sin dudarlo te acusará de evadir impuestos, de no pagar IVA o de estar sujeto a inspección fiscal. El acusador esperará entonces la desaprobación unánime de los contertulios que, discretamente, apoyarán su enfado contigo, cambiarán de tema o señalarán muy compungidos que si no pagamos impuestos, no podremos tener servicios. De esta manera se dará paso a la ristra de servicios que nuestro amado Estado del Bienestar nos ofrece con nuestro propio dinero: escuelas, hospitales, ambulancias, bomberos, policía, carreteras. Pero claro, para no ser mirado como sospechoso, nadie hará la reflexión de que con el cincuenta por ciento del sueldo de todos y cada uno de los españoles, con entre el treinta y el noventa por ciento de todas las transacciones comerciales o con el sesenta o setenta por ciento del valor de todos los inmuebles, cobrado anualmente: la escuelas tendrían que proveer, al menos, un profesor por alumno y cubrir todas sus necesidades; los hospitales tenían que tener una dotación de medios superior a la Clínica Mayo; las ambulancias tendrían que ser todas UVIs móviles; los bomberos tendrían que tener al menos doscientas noches libres al año, para trabajar de boys; la policía tendría que contar al menos con un Ferrari por agente para perseguir a los malos; y no tendrían que existir los peajes. Ni las carreteras comarcales. Pero como es obvio que todas estas cosas no ocurren ni van a ocurrir nunca, la pregunta es ¿Dónde va el resto del dinero que no cubre estos servicios tan esenciales? Contéstese cada cuál, que no tengo espacio en este artículo para tantas barbaridades como se me ocurren…


Pero claro, como decía más arriba, a todos nos parece fatal eludir el pago de impuestos, tasas y gravámenes… pero todos lo hemos hecho alguna vez. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Porque claro, esa es otra: si tú quieres poner a salvo tu dinero de una voracidad fiscal que te parece injusta, se te acusa de llevarte tu dinero a un “paraíso fiscal”. Es decir, de llevártelo a un sitio donde no te cobran tanto por haberlo ganado ni eres sospechoso de nada por tenerlo. Y donde por cierto, las escuelas, los hospitales y las ambulancias suelen ser mejores y más eficaces que aquí ¿Entonces? Entonces, es muy sencillo: no existen unos pocos paraísos fiscales, lo que existen son muchos infiernos fiscales.

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro
21 de Octubre de 2015

Otro tonto

¡Vaya por Dios! ¡Qué mala suerte tengo, oiga! Es que no falla: cada vez que leo los periódicos, me tiene que salir un subnormal opinando contra mí, y contra todos los que me rodean. Y es que, si hace unos días salía el ignorante Trueba renegando de España y los españoles, ahora es el acomplejado Guillermo Toledo quien depone la siguiente ristra de mamarrachadas:

Me cago en el 12 de octubre
Me cago en la fiesta nacional (yo me quedo en la cama igual, pues la música militar nunca me supo levantar)
Me cago en la monarquía y sus monarcas
Me cago en el "descubrimiento"
Me defeco en los "conquistadores" codiciosos y asesinos
Me cago en la "conquista" genocida de América
Me cago en la Virgen del Pilar y me cago en todo lo que se menea
Nade que celebrar
Mucho que defecar
Boas noites

Pues nada, vamos a verlo por partes, qué remedio. Primero, espero que no hayas tenido las mínima intención de soltar todas esas tonterías en verso. Aunque viendo la estructura del texto, me temo lo peor. Pues mira, hijo: la rima puede ser consonante o asonante; en tu caso es disonante y, como mucho, malsonante. Me temo que a tu fracaso como actor que no actúa y como político que no se presenta a ninguna elección, debes sumar tu fracaso como poeta. Nada que no fuera previsible, por otra parte…

Primero: el doce de octubre, independientemente del estado de tus intestinos, lo celebran más de quinientos millones de personas, la mayoría de las cuáles ignora tu existencia y tiene una altísima probabilidad de morir sin conocerte.

Segundo: que en la fiesta nacional te quedes en la cama, aparte de poco original porque son versos de Paco Ibáñez y deberías decirlo ya que los citas, resulta del todo irrelevante para la celebración de la misma. Es más, en todas las ciudades, pueblos y aldeas de España y América donde se celebran fiestas, se agradece enormemente la no comparecencia de borrachos, tarados y degenerados. Entre otras cosas porque suele haber niños.

Tercero: ni la Monarquía ni ninguno de los monarcas conocidos, tienen pinta de considerar tu diarrea como uno de sus problemas prioritarios. Es más, todos ellos estarán encantados de que hagas uso de la libertad de expresión para contarnos tus problemas intestinales.
En cuarto lugar, que pongas Descubrimiento entre comillas, no resta un ápice de mérito a la gesta que millones de españoles, junto con los nativos de América, llevaron a cabo a lo largo de cientos de años. Es más, entre los miles de problemas, contratiempos y adversidades que tuvieron que aguantar, estaban los vagos y desahogados como tú, dispuestos a limpiar las botas a cualquier dictadorzuelo asesino, a cambio de un puesto de bufón en su corte. En todo caso y si te sirve de pista, podías hacer el ejercicio siguiente (en un rato que no estés borracho o resacoso, claro): piensa por qué en América del Sur hay indios y hay mestizos y en cambio en tu admirada América del Norte no queda prácticamente ninguno. Sí, admirada: no soy yo quien te llama Willy, eres tú quien se siente más importante traduciendo tu nombre al inglés. Y en cambio, a lo mejor es allí donde tienes que ir a buscar genocidios o conquistadores “codiciosos y asesinos”. Pero claro, en la industria del cine, quien manda, manda. La verdad es que a tu amigo Bardem por lo menos le reciben en Hollywood, aunque sea echando a su mujer por delante ¡pero es que lo tuyo en La Habana…!

Lo de la Virgen del Pilar tiene menos gracia, pero mira: para todos los devotos de la Virgen María, en cualquiera de sus advocaciones es no solo una obligación, sino además un placer perdonar tu ofensa. No, advocación no es ninguna perversión, tarado. Para mí en cambio es más problemático, puesto que para perdonarte tendría que tenerte en cuenta, lo que me resulta altamente aburrido. Tengo cosas mejores que hacer, la verdad…


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro 
13 de Octubre de 2015

Alta traición

Eso es lo que he cometido con los lectores de Tiroleses, alta traición. Y es que, si tenemos en cuenta que hay quien sigue este blog desde el principio, desde febrero de 2011, solo se puede calificar de alta traición el hecho de que “me haya pasado” a Facebook (“La Jaula de Grillos” se llama el invento). Yo, que en este mismo blog he hecho firme apostasía de semejante engendro   

Bueno, en realidad no me he pasado exactamente. El caso es que, con el fin de llegar a más público he abierto una página en la que colgar mis artículos. Y claro, como no se puede estar al plato y a las tajadas, en Facebook pretendo publicar los artículos genéricos y aquí los relacionados con La Granja. Veremos a ver como sale el experimento. En todo caso, como la antigüedad es un grado, y como tengo una deuda de gratitud con muchos lectores de Tiroleses que, ni tienen ni pretenden tener una página en Facebook -y hacen bien-, a partir de este momento les tendré informados. Esto quiere decir que, artículo que publique en La Jaula de Grillos, lo copiaré en Tiroleses para aquellos lectores que, como digo, no tienen plan de buscarme en otro sitio. Sin embargo, si alguien quiere leer un artículo de Tiroleses, tendrá que entrar en este blog. Repito, la antigüedad es un grado…

Vayan pues esos artículos que he publicado al otro lado de las líneas enemigas, y que voy a publicar aquí mismo a continuación de éste…


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

sábado, 3 de octubre de 2015

El tonto de la bicicleta

Todavía recuerdo con cierta nostalgia los años en que en El Tiro, la bicicleta era una parte integrante de cualquier niño. Como lo eran el pantalón vaquero, las costras en las rodillas o los puntos de sutura en la cabeza. Eran años en los que se podía montar en bicicleta por todo El Tiro, entre otras cosas porque los mayores, o estaban sentados en una mesa de mus en la cafetería o, como mucho, estaban dentro de alguna pista de tenis. Lo demás era zona franca y las normas la poníamos los niños. Montábamos además en los terraplenes, en La Tumba del Gigante y hasta nos íbamos en bicicleta a Las Peñitas. Recuerdo una excursión que hicimos a Las Calderas… con la bicicleta de Álvaro Sartorius incluida. Doy fe de que no se bajó de la bici hasta que llegamos al río. Quien haya subido esa cuesta andando, puede imaginar lo que es subirla en bicicleta. El caso es que al Tiro se bajaba y se subía en bicicleta, y no había otra opción distinta de transporte.

Sería absurdo decir que entonces éramos ejemplares ciudadanos y conductores responsables. Conducir sin manos, cruzar la carretera sin mirar, tirarnos desde las rocas, atravesar el río o circular por ambos carriles como el pelotón de La Vuelta, eran normas regulares de conducta. Aunque también es verdad que si nos rompíamos la cabeza, no íbamos a nuestros padres para que denunciaran al que puso el asfalto. Más bien al contrario, había que tapar la brecha con el pelo para que no la vieran y no te llamasen zopenco.

Pues toda esta nostálgica introducción, viene a cuento de la infernal moda traída a Madrid por nuestros ecológicos, juveniles y solidarios políticos. No por los actuales, que el “descubrimiento” de la bicicleta es obra del anterior equipo, o puede que del anterior. Y es que claro, sale uno de turismo por el mundo y se encuentra una bucólica Amsterdam, una romántica París, una elegante Londres e incluso una primaveral Sevilla, una animada Valencia o una amable Barcelona, donde la gente se desplaza de un lugar a otro en bicicleta. “¡Anda, demonios!” -debió pensar el avispado asesor- “¿Y por qué no hemos de tener nosotros esto en Madrid, con lo modernos que somos?” El resto, debió ser llegar a Madrid y reunirse con la Alcaldesa… Lástima que nadie advirtiese a los descubridores de oportunidades, que las ciudades anteriormente citadas, por su ubicación, son completamente planas, mientras que Madrid se encuentra en la estribaciones de la Sierra de Guadarrama… Por eso en ellas había bicicletas y en Madrid no.

El caso es que, a pesar de la falta de costumbre, mi querido Madrid se ha llenado de entusiastas ciclistas… que nunca antes habían circulado en bici por Madrid. Con el añadido  de que circulan entre un tráfico rodado, cuyos conductores no están acostumbrados a sortear ciclistas listillos. Porque claro, listillos es en lo que se convierten. Sales de casa con el carro de la compra y ¡zas!, el tonto de la bicicleta por la acera sorteando gente para no tener que esperar el semáforo; tomas con el coche una calle de una sola dirección y ¡zas! el tonto de la bicicleta de frente; abres la puerta del coche para bajarte y ¡zas! la tonta de la bicicleta contra tu puerta; semáforo verde para los peatones y ¡zas! la tonta de la bicicleta que se lanza contra los peatones para subirse a la acera… Si a eso le añadimos la extraña norma de que para circular en moto es obligatorio llevar casco y haber demostrado que se conocen las normas de circulación, y para circular en bicicleta no, el resultado es el previsible. Sinceramente espero equivocarme, pero creo que en poco tiempo vamos a empezar a ver las consecuencias de tan moderna, ecológica y jovial ocurrencia.

Nadie me mande fusilar ni me convoque juicio sumarísimo: Que ni he dicho que todos los que montan en bici por Madrid sean tontos; ni he insinuado que a todos los tontos les de por montar en bici por Madrid...


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro