martes, 24 de diciembre de 2013

Valsaín, tan cerca y tan lejos...

Desde luego, si para nombrar La Granja tuviésemos que ser estrictos, no tendríamos papel para escribir, pantalla para teclear ni espacio en el DNI para indicar el lugar de nacimiento o de residencia. Y es que, como ya vimos este verano -el que lo vio- en La Atalaya, la revista de El Tiro, el Ayuntamiento ha cambiado el nombre oficial, adoptando de nuevo el que durante cientos de años llevó este pueblo. Es decir, Real Sitio de La Granja de San Ildefonso. Hasta aquí todo bien. Pero los que conocemos el pueblo más o menos de cerca, y sobre todo los que en él viven, sabemos que a uno de Valsaín no puedes decirle que es de La Granja sin generar un conflicto territorial de dimensiones incalculables. Aunque sea el mismo Ayuntamiento. Si a eso le añadimos el sentimiento nacional que acompaña desde su nacimiento a los habitantes de Los Alijares tendremos además tres núcleos urbanos en un solo Ayuntamiento ¿Tres? Ni muchísimo menos. Parece una tontería, pero el río que separa Valsaín de La Pradera de Navalhorno es una frontera natural, geográfica e histórica. Faltaría más, ya son cuatro. Pero si alguien con mediana sensibilidad territorial repara en que en la misma Pradera de Navalhorno hay un barrio llamado el Barrio Nuevo comprenderá que no es lo mismo ser de un lugar que existe desde finales del siglo XIX, que ser de una zona construida tras la Guerra Civil, además con el presupuesto franquista de Zonas Devastadas. Hasta ahí podían llegar las bromas. El hecho es que, como decía al principio, para ser estrictos tendríamos que decir “Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, Valsaín, La Pradera de Navalhorno, Los Alijares y el Barrio Nuevo”. Diecinueve palabras y tres comas, no está mal.

Lo que sí es cierto es que Valsaín y La Granja son dos núcleos distintos y que, si La Granja tiene sus incomparables Jardines, Valasín está enclavado en un entorno natural más que envidiable. Tanto, tanto que lo han hecho Parque Nacional, pero de eso ya hemos hablado y hoy estoy de muy buen humor, como para volver sobre ello. Lo que sí conviene reiterar es que el hecho de que ese entorno se haya conservado a través de los siglos como se ha conservado, es gracias a los habitantes de Valsaín y a una explotación racional e inteligente del pinar. Por eso me extraña que ahora tengan que venir a proteger al pinar de sus habitantes, pero este es otro tema.

El caso es que me encontraba en deuda con Valsaín desde que empecé a escribir Tiroleses ya que nunca le he dedicado un artículo.  Y como además Tiroleses cuenta entre sus “webs amigas” con el blog devalsain.com de Pedro de La Peña, como usted mismo puede comprobar en la columna de la derecha, he decidido dedicarle a Valsaín, no solo un artículo, sino además un vídeo. Como siempre, hecho con todo el cariño y con casi ninguna capacitación técnica. Espero que les guste.

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro



jueves, 12 de diciembre de 2013

El viejo Europeo

Perece que son los recuerdos, en muchas ocasiones, los que nos permiten disfrutar por tercera, cuarta o enésima vez de lo vivido. Y son por tanto decisivos a la hora de moldear nuestros afectos, filias o fobias; a la hora de querer a un lugar. Porque efectivamente, además de a las personas y a los animales, se pude querer a los lugares. Eso es quizá lo que actúa en mi inconsciente cuando escribo para este blog. Incluso cuando, en su día, me planteé que era posible mantener un blog sobre El Tiro, porque los recuerdos daban para eso y para mucho más.

Viene tan enrevesado razonamiento a que el otro día, hablando con Javi en El Tiro, me dijo que ha comprado con Ana el local del antiguo hotel Europeo. Más concretamente lo que era el bar, es decir, el único local que queda libre de los cuatro en que fue dividido. Y digo el Europeo para no confundirlo con Los Cestos de Bergareche, que los que conocimos ambos, sabemos que ese nombre lo tomó de la denominación genérica que se hacía de la terraza del hotel Europeo. Lo dicho, recuerdos y más recuerdos. No solo de las noches interminables de DYC con Coca-Cola, guitarra y Granjeños en Los Cestos de Bergareche; también de las felices horas pasadas en las mañanas de aperitivo con los padres, en las tardes de merienda con los abuelos alojados en el hotel y en las noches de copas con los amigos, en el Europeo.

Pues todo eso, al parecer, es lo que quieren resucitar Ana y Javi. Y si no resucitar, al menos sí volver a crear el mismo ambiente que tan buenos recuerdos nos traen todavía a muchos en La Granja. Para eso, me explicó, pretenden reproducir lo más fielmente posible la estructura, decoración etc. del viejo bar. Con un añadido: parece ser que tienen la posibilidad de sacar una segunda terraza, además de la de toda la vida en La Alameda. Esta segunda sería en la otra fachada, dando a La Valenciana justo detrás del kiosco de las chuches. Y no parece mala idea. Ojalá salga todo bien.

Y como una cosa es predicar y otra dar trigo, aquí traigo mi propuesta para ayudar en la medida de mis posibilidades al proyecto. ¡Qué narices! que cualquiera que tenga el valor de montar algo hoy día en España, merece ser apoyado por las autoridades, aplaudido por sus conciudadanos y bendecido por el señor obispo. Aunque ninguna de estas tres cosas suele ocurrirle, sino más bien lo contrario. Pues bien, después de haberlo acordado con Javi, propongo a los lectores de Tiroleses lo siguiente: que todo el que tenga fotos antiguas del hotel Europeo y quiera donarlas para que formen parte de la decoración del nuevo bar, bien se las de a él directamente o bien las meta en el scanner y se las mande a GomezyBarreno@gmail.com  o bien me las remita a mí gonzalorodriguezjurado@gmail.com Yo se las haré llegar. Si alguien me las manda, claro…


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro