martes, 24 de diciembre de 2013

Valsaín, tan cerca y tan lejos...

Desde luego, si para nombrar La Granja tuviésemos que ser estrictos, no tendríamos papel para escribir, pantalla para teclear ni espacio en el DNI para indicar el lugar de nacimiento o de residencia. Y es que, como ya vimos este verano -el que lo vio- en La Atalaya, la revista de El Tiro, el Ayuntamiento ha cambiado el nombre oficial, adoptando de nuevo el que durante cientos de años llevó este pueblo. Es decir, Real Sitio de La Granja de San Ildefonso. Hasta aquí todo bien. Pero los que conocemos el pueblo más o menos de cerca, y sobre todo los que en él viven, sabemos que a uno de Valsaín no puedes decirle que es de La Granja sin generar un conflicto territorial de dimensiones incalculables. Aunque sea el mismo Ayuntamiento. Si a eso le añadimos el sentimiento nacional que acompaña desde su nacimiento a los habitantes de Los Alijares tendremos además tres núcleos urbanos en un solo Ayuntamiento ¿Tres? Ni muchísimo menos. Parece una tontería, pero el río que separa Valsaín de La Pradera de Navalhorno es una frontera natural, geográfica e histórica. Faltaría más, ya son cuatro. Pero si alguien con mediana sensibilidad territorial repara en que en la misma Pradera de Navalhorno hay un barrio llamado el Barrio Nuevo comprenderá que no es lo mismo ser de un lugar que existe desde finales del siglo XIX, que ser de una zona construida tras la Guerra Civil, además con el presupuesto franquista de Zonas Devastadas. Hasta ahí podían llegar las bromas. El hecho es que, como decía al principio, para ser estrictos tendríamos que decir “Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, Valsaín, La Pradera de Navalhorno, Los Alijares y el Barrio Nuevo”. Diecinueve palabras y tres comas, no está mal.

Lo que sí es cierto es que Valsaín y La Granja son dos núcleos distintos y que, si La Granja tiene sus incomparables Jardines, Valasín está enclavado en un entorno natural más que envidiable. Tanto, tanto que lo han hecho Parque Nacional, pero de eso ya hemos hablado y hoy estoy de muy buen humor, como para volver sobre ello. Lo que sí conviene reiterar es que el hecho de que ese entorno se haya conservado a través de los siglos como se ha conservado, es gracias a los habitantes de Valsaín y a una explotación racional e inteligente del pinar. Por eso me extraña que ahora tengan que venir a proteger al pinar de sus habitantes, pero este es otro tema.

El caso es que me encontraba en deuda con Valsaín desde que empecé a escribir Tiroleses ya que nunca le he dedicado un artículo.  Y como además Tiroleses cuenta entre sus “webs amigas” con el blog devalsain.com de Pedro de La Peña, como usted mismo puede comprobar en la columna de la derecha, he decidido dedicarle a Valsaín, no solo un artículo, sino además un vídeo. Como siempre, hecho con todo el cariño y con casi ninguna capacitación técnica. Espero que les guste.

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro



jueves, 12 de diciembre de 2013

El viejo Europeo

Perece que son los recuerdos, en muchas ocasiones, los que nos permiten disfrutar por tercera, cuarta o enésima vez de lo vivido. Y son por tanto decisivos a la hora de moldear nuestros afectos, filias o fobias; a la hora de querer a un lugar. Porque efectivamente, además de a las personas y a los animales, se pude querer a los lugares. Eso es quizá lo que actúa en mi inconsciente cuando escribo para este blog. Incluso cuando, en su día, me planteé que era posible mantener un blog sobre El Tiro, porque los recuerdos daban para eso y para mucho más.

Viene tan enrevesado razonamiento a que el otro día, hablando con Javi en El Tiro, me dijo que ha comprado con Ana el local del antiguo hotel Europeo. Más concretamente lo que era el bar, es decir, el único local que queda libre de los cuatro en que fue dividido. Y digo el Europeo para no confundirlo con Los Cestos de Bergareche, que los que conocimos ambos, sabemos que ese nombre lo tomó de la denominación genérica que se hacía de la terraza del hotel Europeo. Lo dicho, recuerdos y más recuerdos. No solo de las noches interminables de DYC con Coca-Cola, guitarra y Granjeños en Los Cestos de Bergareche; también de las felices horas pasadas en las mañanas de aperitivo con los padres, en las tardes de merienda con los abuelos alojados en el hotel y en las noches de copas con los amigos, en el Europeo.

Pues todo eso, al parecer, es lo que quieren resucitar Ana y Javi. Y si no resucitar, al menos sí volver a crear el mismo ambiente que tan buenos recuerdos nos traen todavía a muchos en La Granja. Para eso, me explicó, pretenden reproducir lo más fielmente posible la estructura, decoración etc. del viejo bar. Con un añadido: parece ser que tienen la posibilidad de sacar una segunda terraza, además de la de toda la vida en La Alameda. Esta segunda sería en la otra fachada, dando a La Valenciana justo detrás del kiosco de las chuches. Y no parece mala idea. Ojalá salga todo bien.

Y como una cosa es predicar y otra dar trigo, aquí traigo mi propuesta para ayudar en la medida de mis posibilidades al proyecto. ¡Qué narices! que cualquiera que tenga el valor de montar algo hoy día en España, merece ser apoyado por las autoridades, aplaudido por sus conciudadanos y bendecido por el señor obispo. Aunque ninguna de estas tres cosas suele ocurrirle, sino más bien lo contrario. Pues bien, después de haberlo acordado con Javi, propongo a los lectores de Tiroleses lo siguiente: que todo el que tenga fotos antiguas del hotel Europeo y quiera donarlas para que formen parte de la decoración del nuevo bar, bien se las de a él directamente o bien las meta en el scanner y se las mande a GomezyBarreno@gmail.com  o bien me las remita a mí gonzalorodriguezjurado@gmail.com Yo se las haré llegar. Si alguien me las manda, claro…


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

martes, 19 de noviembre de 2013

Primeras nevadas

Estamos a mitad de Noviembre y acaban de caer las primeras nevadas en La Granja. Sí, ya sé que otros años las nieves llegan antes y que este año ha llovido hasta final de Junio. Pero no pienso decir, como los climanoicos, eso de “Qué raro ¿no?” Mi experiencia me dice que no hay un solo año igual en clima que el anterior o que el siguiente. Y tengo entendido -y estudiado- que esto es así desde que tenemos registros de temperatura y precipitaciones. Entre otras cosas, porque cualquier resultado que dependa de un número tan elevado de variables (altitud, latitud, altura, relieve, régimen general atmosférico, vegetación, orientación, corrientes de agua, etc...) es casi imposible que pueda ser previsible, ni mucho menos uniforme. Lo demás son conjeturas. Y muy rentables para sacar los dineros a los ignorantes, por cierto.

Lo que realmente me importa de este asunto no es si se está secando el Báltico o si El Niño llega antes que el monzón. Lo realmente importante de las primeras nieves de La Granja es que traen cada año un nuevo espectáculo. Y digo nuevo porque, por muchas veces que lo hayas visto, nunca deja de impresionarte. Por lo menos a mí, que tengo la manía de disfrutar de las cosas en lugar de preocuparme por tonterías. Y lo que es peor, la mala costumbre de compartir lo que me parece interesante, bonito o apasionante. Y eso es justo lo que voy a hacer. Pidiendo, como siempre, perdón de antemano por las deficiencias técnicas del vídeo al que remito; y esperando que no me lo borren esos que dicen que la tierra es del viento, pero la música es de unos pocos y hay que pagarla cuando se compra, cada vez que se oye y cada vez que se comparte con alguien.  De todas formas, sugiero que lo vean antes de que aparezca alguien diciendo que tiene los derechos de autor de Johan Sebastian Bach porque se los dejó a su tía Eduvigis, que seguro que aparece. Eso sí, como tú te mueras sin testamento, a los cinco años tu dinero y tu patrimonio pasan a ser propiedad del viento.

Y hablando de otra cosa, quiero dar las gracias por su aportación a Gonzalo López-Cuervo quien, en la entrada de los Jardines, me enseñó el otro día la prueba del tipo de fauna que a veces nos visita. Y es que el Patrimonio ha tenido que poner un cartel indicando a los visitantes que no se coman las castañas del suelo, que puede resultar peligroso. No pude contener el ataque de risa imaginando al avezado turista, poseído de una fiebre natural-ecologista sin límites, mordiendo las castañas verdes y diciendo que “como estas no las tienes en Madrid”. Con la subsiguiente intoxicación, ingreso en Urgencias y lavado de estómago, claro. En fin, no seamos malos que la ignorancia no es cómica.




Por último, quiero dedicar muy especialmente este vídeo a las que me consta que, de manera periódica, me leen desde los Estados Unidos, desde donde no pueden venir a disfrutar este año de las primeras nevadas de La Granja. Un fuerte abrazo, Macarena y María Teresa. Lo mismo que a toda la familia Méndez de Vigo que, desde la India, se asoma por esta pequeña ventana de vez en cuando a “nuestra querida Granja”. Un abrazo a todos y gracias.



Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

lunes, 4 de noviembre de 2013

¡Al gimnasio!

Por fin el otro día, después de pasarme años oyendo comentarios más o menos cariñosos, sobre el volumen de mi abdomen o la talla de mis pantalones, decidí dar un paso al frente y reconocer que el deporte puede no ser la actividad infernal que siempre me ha parecido. Es más, me propuse hacer deporte. Después de todo, siempre he contemplado la posibilidad de que sean los demás los que estén en lo cierto y yo sea el equivocado. ¿Por qué no? Pero como uno es perro viejo, preferí elegir la actividad antes que empezar a comprarme ridículos calzoncillos de colores, chichoneras o ropa hecha para ser sudada.

Y en buen hora fuera, vive Dios, que cuando me dirigí a aquélla señorita de mirada entre caritativa y displicente, le pregunté por una actividad acorde con mi edad, estatura y peso y me sacó la lista, tuve que tomar asiento, pedir recado de escribir y hacer las correspondientes anotaciones al margen, para entender lo que allí se decía. Y esto fue lo que saqué:

-       Aerobic: “Esto era lo de la señorita aquella ¿cómo se llamaba? Ah, sí Eva Nasarre. Había que vestirse de colorines y ponerse calentadores. Empezamos mal, otra”

-       Aerobox: “Si mi inglés sigue vigente, caja aérea. Mala pinta tiene esto”

-      Aerostep: “¿Pasos en el aire? Vamos, hombre”

-    Aquagym: “La gimnasia de toda la vida pero en el agua, supongo ¿Por qué hacer las cosas fáciles si se pueden hacer difíciles?”

-       Body Balance: “¡¿Equilibrios con el cuerpo?! Descartado…”

-       Body Combat: “No puede ser lo que estoy pensando...”

-       Bodytonic: “¿Sin gin?”

-       Cardio: “Eso suena a box de UVI. Paso”
-   
         Cardio Box: “¿No lo decía yo?”

-       Ciclo indoor: “¿Por qué no podrán decirlo todo en inglés o todo en castellano?”

-       Circuit training: “Mejor, todo en castellano”

-       Circuito metabólico de alta intensidad: “¡¿Circuito metabólico de alta intensidad?! He dicho en castellano de Castilla, no de los políticos”

-       Core TRX Training: “¿Y esto qués lo que é?”

-       Fitness: “Esta es la tabla de gimnasia de toda la vida ¿no?”

-      GAP: “Sobran consonantes o faltan vocales”

-       GAP TRX: “Definitivamente, faltan vocales”

-       Hipopresivos: “Nada de medicación”

-       Keiser M3: “¿Este no era el malo de Mazinger Z?”

-       Matronatación: “Seguro que no es para mí”

-       Military Training: “Esto lo hice yo en Cáceres, en el ochenta y nueve. Se llamaba CIR”

-       Pilates Fit Ball: “¿La pelota adecuada para Pilatos? No sé yo…”

-       REP: “Como en los cementerios ¡quita, quita…!”

-       Run Club: “Todavía si fuera con o”

-       Steptonic: “Paso”

-       TNT Fit: “Envido”

-       TRX Fitball: “¡Órdago!”

-       TRX Stability: “Mucho mejor, dónde va a parar”

-       V-Core: “Suena perverso”

-       V-Fat Burner: “Esta me la ha colado la tía para llamarme gordo de alto rendimiento”

-       V-Flash: “Años setenta total, seguro que es baile discotequero”

-       V-Row: “Poquito pesados ya con la “V-” ¿no?”

-       V-TNT Fit: “Mejora de pinta, pero vaya usted a saber”

-       Well Zumba: “Muchísimo mejor, esto empieza a interesarme”

-       Xin Yi Tai Chi: “Esteee… ¿Viste?”

-       Zumba: “¡Como en la peñas!”

Definitivamente prefiero seguir paseando por el pinar, por Los Jardines o alrededor del pantano. En cuanto a mi pinta de paleto con pantalón de pana, tirantes, camisa de cuadros y gorra; lo prefiero infinitamente a la ropa de colorines y los pantalones pegados a la pierna (y a sitios peores).

Por lo menos, si muero en el intento lo haré dignamente. Y sabiendo de qué me he muerto. Porque, esa es otra, a ver cómo ponen en tu esquela que has muerto de TRX Fitball o por hipopresivos, sin faltar a tu memoria…



Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

miércoles, 16 de octubre de 2013

A todos vosotros

Aunque leyendo los últimos artículos de Tiroleses nadie diría que se trata de un blog que trata temas de La Granja y El Tiro, tengo firme propósito de que siga siéndolo. Que últimamente me haya desviado no responde nada más que al hecho de que, quien tiene la suerte de contar con un canal en el que desahogarse y volcar su indignación, difícilmente puede evitarlo. Menos todavía yo, que uno es español y lo de tirar de faca y mentar a la madre todavía me parece un acto de dignidad. Pero he de volver al redil, palabra de trashumante, y lo voy a hacer hoy mismo.

En estos dos años y medio he hablado -normalmente bien- de personas, costumbres, historias y anécdotas de La Granja. Y puedo jurar que he disfrutado escribiéndolo tanto o más que usted leyéndolo, entre otras cosas porque para escribir hay que vivir o, en este caso, revivir lo que se escribe. Sin embargo, aunque entre las personas a las que he dedicado algún comentario en Tiroleses se encuentran Faustino, Millán, Virginia o Luis, este último el único vivo de todos ellos y que sea por muchos años, nunca me he referido al conjunto de personas que, con su trabajo y esfuerzo hacen posible que El Tiro funcione, que tenga vida. Y no estoy hablando del Presidente ni de los vocales, que como tales hacen divinamente su trabajo.

Esta vez, aunque sé que cada uno de ellos tiene sus admiradores y sus detractores, quiero dar las gracias públicamente a todo el conjunto de personal auxiliar que hace posible que El Tiro sea lo que es; o mejor dicho, que seamos lo que somos. Gracias en primer lugar a Angel y a Pedro, que teniendo en sus manos información tan detallada y sensible sobre cada uno de nosotros, nunca se han permitido la más mínima indiscreción. No debe ser tarea nada sencilla la de saber quién es cada uno, quién tiene que pagar, cuánto y cuándo… y encima hacerlo tan discretamente como lo hace Ángel.

Ni debe ser un toro fácil el que tienen que torear Ana y Javi a lo largo de todo el año, que si ya es complicado llevar cualquier negocio, llevar este bar es más que ingrato por el horario, el calendario… y porque no puedes dirigirlo como propio ¡qué narices! Además, ya recordé en un artículo anterior la famosa frase de Millán, cuando sentenció que “aquí hay mucho don y poco din” y no creo que eso haya cambiado sustancialmente. Como la educación de los socios, que aunque de todos se espera un máximo, no de todos se obtiene un mínimo… qué se le va a hacer. Aunque en general aprobemos, espero.

Quitando a Yoli, que merece una mención específica, no me atrevo a nombrar una por una a las hermanas de Ana porque seguro que, o me dejo alguna o a alguna cambio el nombre. En todo caso, gracias también a todas ellas. Pero sí quiero nombrar a los que están en “primera línea”, y especialmente a Sergio. Ha habido tardes este verano en las que he pasado verdadera angustia viéndole despacharse, él solito, a toda la terraza sin una mala cara. Al menos por su parte, que siempre tiene que haber alguien que toque las narices. Y hablando de no tener mala cara ni con resaca, “las chicas de blanco”, Sonsoles y Marta: encantadoras, no cabe otra definición. Y además, nadie como ellas prepara el tinto de verano: "Con mucho tinto y poco verano" señor Bond, que es usted un cursi.

De Luis, Mario y sus sobrinos no hablo porque no los considero personal, los considero directamente parte de El Tiro. Por supuesto que me dejaré a alguien, como a todo el personal de la piscina o del campo de golf. Que me perdonen por no nombrarlos uno  a uno. En todo caso a todos vosotros, a los que he nombrado y a los que no, muchísimas gracias.



Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro










jueves, 3 de octubre de 2013

Por qué ellos sí y nosotros no

Esa es la pregunta que, bien en tertulias y charlas o bien en particular, nos hacemos todos cuando vemos cómo los países anglosajones y del norte de Europa van dejando atrás la crisis. La misma crisis en la que hemos entrado todos a la vez, pero de la que nosotros parece que no vamos a salir nunca. Independientemente de las explicaciones basadas en teorías conspiratorias o victimistas, según las cuales unos malvados países ricos han envuelto unos activos tóxicos en un papel de celofán y nos lo han endosado a nosotros; o de que se trata de arruinar a todo el mundo para poder dominarlo; o de barbaridades parecidas, mi teoría es que lo que ha diferenciado  nuestra actuación frente a la crisis ha sido nuestro carácter.

Yo creo que la diferencia entre los anglosajones y los latinos -sean de la parte del mundo que sean- tiene que ver más con su cultura que con la suerte. Y me explico: el anglosajón tiene una base cultural y religiosa calvinista. Cada hombre es dueño de su propio destino. El éxito o el fracaso dependen exclusivamente del esfuerzo individual y el éxito social o económico se consideran una virtud. Es ya casi un tópico la frase que muchas veces hemos oído en las películas cuando a alguien le dicen que es rico: “soy un hombre afortunado, tengo más dinero del que puedo gastar”. Sin ostentación pero sin rubor. Esa mentalidad se refleja en las instituciones, en la forma de gestionarlas, etc. Y sobre todo en la política. Aquí, en Europa del sur la gente considera muy cómico que a un político americano le pueda costar la carrera que le sorprendan con una amante. Nos reímos y les llamamos estrechos de mente, reprimidos, etc. Lo que no sabe casi nadie es que a ese hombre no le ha costado la carrera su inclinación sexual sino el simple hecho de que no es una persona de fiar. Si un hombre no es capaz de decir la verdad ni a su propia mujer; si esta no se puede fiar de él ¿cómo voy yo a dejarle que administre mi dinero?

En los países de origen católico, por contra, se confía más en la Providencia. El que está en el poder, lo está porque la vida es así y le ha tocado a él. Lo único que se espera de él es que "se acuerde de los pobres", que el dinero que maneja sirva para socorrerme a mí, que aunque no tengo dinero tengo derecho a tener lo mismo que el que lo tiene. Se considera que el Estado debe ser Social, es decir que se ocupe de quitar el dinero a quien lo tiene y repartirlo entre quienes han tenido peor "suerte". No olvidemos que por estos lugares, el dinero todavía se considera como algo en cierto modo feo, indigno. El que lo tiene, seguramente es porque lo ha robado... Recientemente, en una conversación acerca de la corrupción escuché la siguiente frase de uno que estaba "indignado" con ella: "Menos mal que yo no estoy ahí porque si manejara ese dinero, supongo que haría lo mismo".

Ya se sabe: "El dinero público no es de nadie".



Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

martes, 1 de octubre de 2013

Panem et circenses

Pan y circo. Esa es la forma peyorativa en que los ciudadanos romanos se referían a aquellos que “no hablaban de política”. Exactamente igual que ahora, vamos. Por algún extraño motivo sigue viva en España -aunque no sólo en España- la mentalidad de “tú, no te metas en política”. Como si meterse en política, es decir, preocuparse por lo que otro hace con nuestro dinero, fuera un acto deshonesto o algo así. Eso sí, yo no me meto en política, pero puedo afirmar categóricamente y sin duda alguna, que todos los que se dedican a la política son unos ladrones, unos sinvergüenzas y lo único que quieren es robarme mi dinero. Ya, pero usted les sigue votando. Usted no tiene un plan mejor ni se le ocurre mecanismo alguno para que eso deje de ocurrir, pero como lo considera usted algo inevitable, se presta a ello.

De lo que sí entiende usted, sin lugar a dudas, es de fútbol. Cómo no va a entender usted de fútbol, si todo el mundo entiende de fútbol. Y esto último no es broma que yo mismo, que a estas alturas de mi vida no sé exactamente qué es un “fuera de juego”, he hecho la prueba. En mitad de una conversación de fútbol, típica de taberna, he aseverado mostrando una seguridad absoluta, que “Arbeloa -que no sé ni quién es- lo que tiene que hacer es profundizar más en sus internadas”; que “a Piqué lo que le falta es fondo” con el consiguiente comentario relativo a su señora esposa; o que “al Valencia lo que le falta es un nueve”. Todo ello, puedo jurarlo, sin conocer en absoluto el significado de ninguna de esas frases. Pues bien, el resultado siempre es el mismo: nadie te contradice, nadie repara en que estás hablando de oído e incluso suelen salir partidarios tuyos dispuestos a llegar a las manos para defender la estupidez que acabas de decir. De todas formas, si no consideras suficientemente animado el tono de la conversación, siempre puedes sacar el tema de los “fichajes”. En ese momento saldrá alguien muy apenado por los seis millones de parados y dejará su reflexión encima de la barra: “es una inmoralidad que le paguen quince millones de euros a un tío, habiendo tanto paro”. Es entonces cuando yo me pregunto si la teoría del compareciente es que lo que había que hacer con los quince millones era quitárselos al futbolista y repartirlos entre los seis millones de parados. A poco más de dos euros por parado, por cierto.

-“¿Y por qué?” le preguntas
- “Pues porque es una inmoralidad”
- “¿Y si los genera el tío, por qué no va a cobrarlos?”
- “Pues porque hay gente pasando hambre”
- “Pero tú te gastas ciento cincuenta euros en ir a un partido”
- “Ya, pero yo gano una mierda”
- “Y de esa mierda que ganas ¿Cuánto generas?”
- “Todo, claro. Pero una parte se la queda mi empresa”
- “Pues como los futbolistas, pero a ellos les quita su empresa muchísimo más que a ti”

La conversación, que incluirá insultos a todos los miembros y afición de los demás equipos,  se puede prolongar horas, siempre que su interlocutor no decida solventarla al hispánico modo; es decir mentando a su señora madre. Lo que en ningún caso le escuchará usted decir es eso de que “yo de fútbol, es que no entiendo”. Eso nunca, aunque acabe de demostrar que entiende tanto o menos que de política.

Por eso la agradecí siempre a mi padre que nos fomentase la afición al rugby. Ya se sabe la diferencia: El fútbol es un deporte de señores, jugado por patanes; y el rugby es un deporte de patanes jugado por señores. Y además tiene “tercer tiempo”.


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

martes, 24 de septiembre de 2013

Para qué hablar bien

Desde luego, está demostrado que saber utilizar los rudimentos la gramática, la ortografía, la fonética, y hasta de la ética y la estética no conducen a nada bueno en los tiempos que nos ha tocado vivir. Y cuando digo a nada bueno, quiero decir a nada útil, que en estos tiempos sólo es bueno lo que es útil.

De esta manera, quien quiera dedicarse al oficio de escribir ha de saber que en aquéllos medios en los que va a tener que desarrollar su labor (periódicos, radios, editoriales, etc.) no le van a pedir que sepa el correcto significado de las palabras, sino que sepa utilizarlas para rellenar espacios. Y no es broma, que hoy día vale más un renglón por lo que ocupa que por lo que pone en él. Cosa que tampoco me extraña, porque para lo que suele poner… En estas circunstancias, es comprensible que políticos, deportistas, faranduleros y demás figurantes se empleen a fondo en carísimos cursos de retórica y telegenia, en los que aprenden a hablar, hablar, hablar… y no decir nada.

Para alcanzar el dominio de tal habilidad, es fundamental alargar mucho las palabras, de forma que parezcas un tío mu cultivao, aunque no se pueda saber exactamente lo que has dicho. Y a eso es a lo que nos tienen acostumbrados. Como ejemplo, véase la diferencia entre la forma de hablar de la gente del común con cierta educación, y un figurón cualquiera:

“El otro día hubo una pelea entre el portero de mi casa y el cocinero del bar de enfrente. Pero como este no llevaba el terno correspondiente yo no sabía de qué lo conocía. El motivo, al parecer,  fue que mi portero dijo algo relativo a la acogida que el otro había realizado en su casa a un amigo común. El cocinero señaló a mi portero como responsable de haberle hecho chantaje. Ante esta situación, hice una llamada a la policía”

Que no es lo mismo que:

“El otro día hubo un desencuentro entre el cancerbero de mi residencia y el restaurador de enfrente. Pero como este no llevaba la equipación correspondiente yo no sabía de qué le conocía. La motivación, al parecer fue que mi cancerbero verbalizó algo relativo al acogimiento que el otro había realizado en su residencia a un amigo común. El restaurador señalizó a mi cancerbero como responsable de haberle hecho chantajismo. Ante esta situación, hice un llamamiento a la policía”

Como dicen en mi pueblo, “¿Tamos tontos o qué?”


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

domingo, 15 de septiembre de 2013

Futuro laboral

Andábame preguntando por el futuro de mis hijos y sobre lo que a cada uno de ellos les gustaría ser en la vida. Recordé entonces cómo cuando yo tenía su edad nos habían construido unos mitos que luego, a lo largo de la vida, se fueron cayendo uno a uno. Y esos mitos no eran otros que los que, al cabo del tiempo y después de haber comprobado su falsedad, les seguimos intentando hacer creer a ellos: Si apruebas una carrera, nunca te ha de faltar el trabajo; si no estudias, nunca serás nada en la vida; un hombre al que le gusta la cocina es un cocinilla; o si estudias Derecho, podrás trabajar en lo que quieras… Claro, que luego la carrera comodín no era solamente Derecho, que los que habían hecho el bachillerato de Mixtas optaban por Económicas, “que tiene miles de salidas”. Pues sí, lo mismo que las ingenierías.

En esta tesitura estaba cuando decidí echar un vistazo a las ofertas de trabajo de una página cualquiera de internet. Y una vez puesto al día, mantuve la siguiente conversación con mi hija:

-     Tú, a lo que tienes que aspirar es a ser Compliance Officer. Ten en cuenta que cualquier empresa necesita un buen Compliance Officer en todos los casos.

-       De eso nada Papá, la hermana de una amiga mía se acaba de colocar de Consultor Business Analytics (MicroStrategy/Teredata), con un sueldo de seiscientos euros al mes y dice su madre que eso es para toda la vida

-       Vamos a ver, Reina, no te obceques: si eso te parece complicado siempre puedes ser Vendor Manager o Consultant.

-    Pero escúchame, Papi ¿tú no te das cuenta de que siempre habrá posibilidad de trabajar siendo Consultor System Center Operations Manager? Además mi verdadera vocación es la de Area Veterinary manager-Rumiantes para irme a trabajar a Emiratos

-       Te recuerdo que eres una chica y eso en los Emiratos está muy mal visto. Si no para trabajar, al menos sí para cobrar

-       Lo que pasa es que no queréis que elija mi propio camino

-       Pues nada, contigo no se puede discutir, pero que sepas que el hijo de un compañero mío es PS Senior Consultant y su padre está encantado porque en unos años se podrá ir de casa

-    ¡Pues si es lo mismo que yo te digo, pero hacer International Sales Consultant (International Job)!

-     Nada, nada, no insisto, pero personalmente creo que si haces lo que yo te digo, antes o después acabarás de Medical consultant or Specialist para Saudi Arabia. Y eso no es ninguna tontería…

-       ¿Pues no dices que siendo chica no puedo ir a un país árabe?

-      A ver, no seas exagerada. Lo que digo es que, si vas, debes ir al menos como Sustainability Consultant o Platform Solutions Consultant

-       Sí, claro. Eso ya lo sé yo. Pero para eso, lo que me compensa intentar es ser Luxury Private Jets - Charter Account Manager - Based in Madrid

-       Ya ¿y unas oposiciones al Ayuntamiento?

-       ¿Eso qué es?

   
 Si es que luego dicen que decimos...


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

martes, 10 de septiembre de 2013

De vuelta (y media)

Debo en primer lugar pedir perdón a “ese público que tanto me quiere y al que tanto debo”, como dicen las folclóricas. O como decían, que lo que ahora dicen las folclóricas no se puede reproducir en un blog que se precie de publicarse en Lengua Española. Pedir perdón, digo, por llevar dos meses sin escribir en este blog, con el agravante de que esos dos meses los he pasado casi íntegramente en La Granja. A excepción de una semana en Torremolinos, que uno es paleto hasta para veranear. Los que conozcan mis circunstancias particulares, háganse cargo de lo que es un verano como el que me ha tocado. Los demás, quédense con mis más sinceras disculpas. Y a otra cosa, que empezamos año nuevo. Como ya dije en un artículo que publiqué en la revista de El Tiro, para mí el año comienza en septiembre y acaba en junio.

Por cierto, para todo aquél que no haya leído este año la revista, anuncio la buena nueva (anuntio bobis gaudio magno) de que un nuevo y flamante director se ha hecho cargo de la misma: un tipo genial, dinámico, divertido, irónico y ocurrente que responde a las iniciales de GR-JS; y que aunque parezca lo contrario no tiene nada que ver con el cascarrabias y tocapelotas que escribe en este blog. Más aún, el mencionado GR-JS está encantado con la herencia recibida del anterior director, José Luis Elviro, a quien agradece haberle enseñado todos los rudimentos de la publicación de ese medio tan querido a los socios, y con la confianza recibida del Presidente, Vicente Santamaría de Paredes; y el abajo firmante no reconoce autoridad ni decencia alguna, siendo su única limitación para escribir, la certeza de que hay menores que leen Tiroleses. Por otro lado, el mencionado advenedizo ha llegado cambiando cosas para que parezca que hace algo, y así de entrada ha cambiado el nombre de la revista. Ahora se llama La Atalaya, con permiso del Presidente y el Vocal de Comunicación, por supuesto.

La Atalaya ¿a quién se le habrá ocurrido semejante tontería? Existía una leyenda checa en la que se contaba que un nuevo cargo político llegó el primer día a su nuevo despacho y encontró tres sobres numerados sobre la mesa. Abrió el sobre número uno y leyó: “Enhorabuena por su nuevo cargo. En los meses sucesivos, cuando alguien critique su actuación limítese a echar la culpa al anterior titular de este ministerio. Cuando la cosa se vuelva insostenible, abra el sobre número dos”. Así lo hizo y dejó de recibir críticas hasta que al cabo de casi dos años, cuando se le amontonaban los problemas decidió abrir el segundo sobre. En el ponía: “No se preocupe, cámbielo todo: los departamentos reagrúpelos, cambie los despachos de lugar, a los jefes mézclelos con los funcionarios, etc. Y de nuevo, cuando la situación vuelva a ser insostenible, abra el sobre número tres” Esta vez aguantó con esta artimaña un par de años más, durante los cuales la calma fue relativa. Sin embargo, cuando la novedad dejó de serlo los problemas diarios se volvieron a amontonar. El hombre aguantó todo lo que pudo, peo al final tuvo que abrir el sobre número tres. En él, el mensaje era mucho más escueto: “Prepare usted tres sobres para el siguiente, como los que encontró el primer día”. Pues lo dicho…


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

lunes, 15 de julio de 2013

¿Para qué tanto encierro?

Antes de que me cuelguen del palo mayor, me pongan en la picota o me avergüencen en la plaza pública los eternos defensores de las tradiciones de nuestro pueblo, sea el que sea nuestro pueblo, quiero alegar algo en mi defensa. Y ese algo es que este cura ama como el que más, no sólo las corridas de toros sino todo lo que tenga que ver con ese soberbio animal. Que mil veces he ido solo a Las Ventas aún sin saber siquiera el cartel de esa tarde. Que aunque a veces he ido a barrera e incluso una vez a callejón, las más de las veces he ido a grada o a andanada y las menos a tendido. Que una vez me gasté lo que no tenía por irme solo a Barcelona un fin de semana, a ver torear a José Tomás en la Feria de La Merced. Que jamás he dado lecciones de toreo, de ganaderías ni de tauromaquia en general porque me gusta más escuchar que hablar, aprender que enseñar. Que tengo el pecho rajado de parte a parte y vuelto a coser con veinticuatro puntos, por el pitón de un malhadado toro que me enganchó en la plaza de toros de Cuéllar, después de una apasionante carrera y por quitárselo de encima a un patoso que se creía que estaba en una capea.

Tampoco tengo que agachar las orejas ante ecologistas, defensores de los animales ni antitaurinos, que nunca fui anti nada ni anti nadie. Ni mucho menos me proclamé apóstol de ninguna causa, como si amar la paz, la naturaleza o al toro de lidia fuese patrimonio exclusivo de los que se arrogan su defensa y los demás fuésemos sus perseguidores. Respeto todas las opiniones, aunque no siempre los opinantes me respeten a mí, ni mucho menos me merezcan todos el mismo respeto.

Y dicho esto, digo ¿De verdad es necesario que cada pueblo y cada barrio y de España tengan que tener su propio encierro de toros? ¿Alguien ha visto las salvajadas que, en nombre de no se sabe qué inexistente tradición, se hacen año tras año a los toros en todos estos lugares? Pocas veces he asistido a los encierros de La Granja, donde la “tradición” se remonta a no más de veinte años, si llega. En todo caso, lo que he visto me ha bastado para no volver. Valsaín es otra cosa, lo sé pero no lo conozco.  Como son otra cosa Cuéllar, San Sebastián de los Reyes y tantos otros donde sí existe tradición y se respeta a los animales. El caso es que en la mayoría de los encierros que se celebran a lo largo y ancho de España, lo que muchas veces sirve de diversión es un sufrimiento innecesario para el animal. Pues sufrimiento innecesario es sacar a un toro por la noche, correrlo varias veces de ida y vuelta y jalearlo, citarlo desde la talanquera y hacerle girar sobre sí mismo sin principio ni fin. Y todo esto durante más de media hora.

Ya ni siquiera los sanfermines pueden conservar el marchamo de tradición arraigada, que no puede ser tradición que todos los años tengamos que ver cómo cuatro niñatos de papá anglosajones vienen aquí a hacerse los colegas, a jugar a ser Hemingway, el que amaba comprendía a los salvajes españoles. Ni que cuatro borrachos se pongan delante de un toro lanzado a la carrera, poniendo en peligro a los corredores,  para poder poner la foto en su Féisbu. Ni que un hombre tenga que venir a jugarse la vida delante de un toro en la plaza, mientras en el tendido se canta se baila, se come y se bebe. Ya está bien.

Diviértase quien quiera divertirse y como le dé la gana hacerlo. Pero por favor, que se respeten las tradiciones y sobre todo a los toros. No es mucho pedir ¿verdad? Pues eso…


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

(*) Añado enlace al blog La Cuadrilla de José Luis Domingo en El Mundo, donde se dan datos bastante clarificadores sobre los últimos encierros.   http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/lacuadrilla/2013/10/04/el-traje-nuevo-del-emperador-pamplonica.html