domingo, 30 de septiembre de 2012

A las cinco en punto



Esa es Luis, como sabes, la hora a partir de la cual el que llega juega al mus. La hora a partir de la que tú estás esperando con tu tapete, tu baraja y tu bolsita con amarracos de cristal. Algunas veces me han preguntado si no me da pereza jugar con los mayores. Pero yo, que soy un antisistema recalcitrante, no sólo no considero una desgracia cumplir años, sino que me da envidia y disfruto escuchándoos hablar. Como cuando Alfonso Arróspide, Ramón Estalella y tú os ponéis a contar anécdotas de los años 40, 50 ó 60 en El Tiro. O la mordacidad de José Ramón Costa, que siempre tiene para todos. Sin embargo, parece que este año no va a hacer falta correr porque, según me cuentan, has hecho promesa de no jugar al mus. Y no te faltan motivos, que la salud de tu familia bien merece ese y mayores sacrificios. Sacrificios como los que, año tras año, hacías arrastrando una cruz o una columna de hierro en la procesión de Viernes Santo. O sacrificios como los que, sin duda, has tenido que hacer todos estos años para sacar adelante y mantener unida a tu familia.

Cuando el otro día os vi salir a todos juntos de -la que siempre será- tu casa, no pude evitar sentir un nudo en el estómago. Un nudo de nostalgia, pero también de sana envidia. Y es que ver a Virginia, sin pelo por la quimioterapia, con su pañuelo en la cabeza y con esa sonrisa y esa seguridad porque estabais todos con ella, me hizo ver más allá de la pena momentánea. Y recordar. Saber que, aunque ha habido momentos duros, el conjunto de los últimos treinta y cinco años, desde que te conozco, ha merecido la pena. Entre los momentos más duros han estado, para mi sin duda, lo de Michelo y lo de Nando Colás, pero ha habido otros muchos: Andrés Mochales, Juan Rózpide, Gabriel Torres, Víctor Sada, Luis Lucio, mi padre, Joaquín, Eduardo y Perico Barbadillo, Santi Castillo, Juan Basabe… y tantos y tantos que, seguro, tú podrías recordar sin hacer demasiado esfuerzo.
Y entre los momentos inolvidables cuando, de niños, nos subíamos a la sequoia de la derecha, de las dos que hay delante de la piscina, que entonces era la cancha de tiro. La señal para salir corriendo era oírte gritar a lo lejos aquello de “¡Galbis, te parto la cabeza!” porque siempre veías a Juan. Y entonces, todos a volar. A volar pensando que no nos ibas a coger y sin saber que, si hubieras querido, nos habrías cogido a todos y cada uno de nosotros. Pero siempre nos dejabas escapar y al día siguiente, vuelta a empezar. O los días inolvidables de tirada en los que triunfaban socios como Ramón, Gonzalo Velasco, Fernando Navarro o tu eterno compañero de mus, Javier Creus; con tu hijo Luis en el foso. Y luego, a robar platos, que si Mario nos pillaba llevándonoslos nos podíamos preparar… Y los pinchos de tortilla de Tere, nunca igualados por nadie. Recuerdo que, siempre que iba a pedir un pincho, antes de abrir la boca escuchaba a Millán, a Mario o a Luis eso de “se está cuajando”. Nunca supe lo que era, pero te puedo asegurar que, desde entonces, siempre que hago una tortilla de patata, la dejo “cuajarse”, solo por si me sale igual que la de Tere. Algún día ocurrirá, digo yo.
Mientras tanto, Luis, a las cinco en punto estaré muchos días de este verano en la terraza esperando por si vienes a jugar. Y si te veo venir, es que están todos bien.

Gonzalo Rodríguez-Jurado



6 comentarios:

  1. No sé si Luis (y su familia) leerán tu post, pero felicidades por él.

    Y, sobre todo (me dirijo a Luis): ME QUITO EL SOMBRERO ANTE LA CLASE QUE HAS TENIDO SIEMPRE.
    (Y no es por echar leña al fuego, pero mucha más que muchos -taaantos- de los que siempre se han creído que la tenían.)

    Firmado:
    Adolfo esteban Cores

    Escrito por Adolfo Esteban Cores 29/04/2011 02:22

    ResponderEliminar
  2. Amén, Adolfo. Pero me quedo con la primera parte de tu comentario, que para ensalzar a Luis no hace falta rebajar a nadie.

    Muchas gracias otra vez. Parece que en algo podemos estar de acuerdo...

    Escrito por Gonzalo 29/04/2011 09:53


    ResponderEliminar
  3. Sí, hijo. A mí sí me hace falta "rebajar", estoy en todo mi derecho y encima es ue me quedo más ancho que largo. Es más: profundizo: aparte de personas estupendas, en el Tiro se ha dado siempre una concentración mayor que la media de snobs pereza total de alta cuna y baja cama. ¿Qué te parece? Pues es lo que hay. No creemos reglas políticamente correctas que aplicar a todo el mundo, si tú crees en ellas, síguelas, pero a mí no me eduques, por favor. Llegamos a u punto que ya no se puede opinar en negativo, cada día nos parecemos más a USA.

    Escrito por Bueno, estamos destinados a disentir. 12/05/2011

    ResponderEliminar
  4. No, chico, perdona. A mí sí me hace falta "rebajar", estoy en todo mi derecho y encima es Que me quedo más ancho que largo. Es más: profundizo: aparte de personas estupendas, en el Tiro se ha dado siempre una concentración mayor que la media de snobs pereza total de alta cuna y baja cama. ¿Qué te parece? Pues es lo que hay. No creemos reglas políticamente correctas que aplicar a todo el mundo, si tú crees en ellas, síguelas, pero a mí no me eduques, por favor (y menos cuando tú no te dejas "educar"). Como te dediques a pasar por el moralómetro a todos los comentarios, chico, me va a dar mucha pereza leer tu blog. Llegamos a un punto que ya no se puede opinar en negativo, cada día nos parecemos más a USA... Y bueno, si quieres sigo explayándome, porque se puede decir mucho más, que ya sé que tu blog es muy loable (de loa) hacia el Tiro, pero querido mío, siempre hay una cara B. Dependerá de tu comentario siguiente, de haberlo.

    Escrito por Bueno, estamos destinados a disentir. 12/05/2011 20:29




    ResponderEliminar
  5. Juas, que mal funciona la página -o yo-, se me han publicado dos versiones... bueno, quédate con la última que está más completa.

    Escrito por Adolfo Esteban 12/05/2011 20:30




    ResponderEliminar
  6. Está bien, está bien, por partes:

    Primero: no sabía que existiese el derecho de insultar, pero parece que sí existe en tu codigo de conducta y con eso te quedas "más ancho que largo". Enhorabuena, me encantaría engordar con tan poca cosa.

    Segundo: ¿Quién mide la cuna o la cama de cada persona y con que vara de medir? Tu, supongo. Y ya que te tengo a mano ¿que lugar ocupo yo en ese tablero? Espero que no me digas que sabes cuál es mi puntuación en la cama porque, aparte de mentira, sería muy osado por tu parte.

    Tercero: no tengo tiempo para educar a nadie. Quien no haya sido educado que reclame a sus padres o tutores. Yo ya tengo bastante con lo mío.

    Cuarto: Mi "moralómetro" es muy simple, hasta tu lo entenderías: vive y deja vivir. Y la pereza que te dé leer mi blog la considero asunto exclusivamente tuyo. Ni cobro por leerlo ni estoy obligado a agradarte, ni a ti ni a nadie.

    Quinto: no sé, ni me interesa, si has estado en los Estados Unidos (USA son las iniciales en inglés y, si prefieres, seguimos esta conversación en ese idioma), pero si lo has hecho, no te has enterado de mucho: alli se puede opinar de todo y pobre del que intente impedírtelo. No como en tu amada Patria Vasca, por cierto.

    Y Sexto: Naturalmente que todo tiene una cara B y C y D... ¿y?



    Escrito por Gonzalo 13/05/2011 00:17




    ResponderEliminar